En un mercado cada vez más competitivo, los diseñadores están constantemente obligados a innovar, especialmente con la inteligencia artificial como una aliada, deben estar actualizados y en tendencia.
Juan Manuel Cabarcos, CEO de Brandon, trazó un paralelismo directo entre aquellos años iniciales y el contexto actual dominado por la inteligencia artificial (IA) y nuevas herramientas digitales.
“En 1995, cuando empecé a trabajar en diseño gráfico, se estaban normalizando los softwares de diseño en computadora. Ya se usaban, pero en ese momento se volvieron masivos y todos los adoptaron. Hoy vivimos algo similar, pero con la IA”. La comparación no es menor, ya que como la digitalización empujó a los diseñadores de los 90 a aprender, adaptarse y diferenciarse, hoy las nuevas generaciones deben enfrentar el desafío de integrar la IA a su práctica, y no simplemente utilizarla, sino darle un valor diferencial.
En ese sentido, Marta Aranda, directora de arte de InfoNegocios, abordó una problemática cada vez más visible en el mundo gráfico: la falta de enfoque estratégico y el irrespeto hacia los derechos de autor. Según señaló, hoy en día existen numerosos operadores gráficos que no cumplen el verdadero propósito de la comunicación visual, lo que genera un mercado desordenado donde los clientes terminan adaptándose a prácticas inadecuadas. Esta situación, advirtió Aranda, impacta directamente en la efectividad de las inversiones en comunicación, ya que las marcas pierden consistencia y estrategia.
Al referirse a la irrupción de plataformas como Canva o CapCut, Aranda aseguró que no representan una amenaza ni un desafío real para los diseñadores profesionales. Aunque reconoce que este tema suele generar inquietudes entre colegas, considera que estas herramientas, sobre todo con su reciente integración de inteligencia artificial, pueden ser grandes aliadas si se utilizan adecuadamente. “Funcionan como salvavidas en situaciones de emergencia, cuando no se cuenta con una computadora o software especializado”, explicó.
Aranda enfatizó que el dominio de programas como Adobe Illustrator, Photoshop, After Effects, Premiere o Corel Draw no garantiza, por sí solo, la excelencia profesional. “Del mismo modo, usar Canva, CapCut o Adobe Express tampoco convierte a alguien automáticamente en un mal diseñador”, apuntó.
Más allá de la actualización tecnológica, Cabarcos subrayó otra competencia fundamental para cualquier diseñador: la capacidad de entender verdaderamente a su cliente o interlocutor. “Antes de diseñar, hay que entender a la persona, leer entre líneas, captar necesidades que no siempre son explícitas”, explicó.
El diseñador gráfico, dijo Cabarcos que se asemeja al médico que diagnostica un problema que va más allá del dolor superficial que el paciente menciona. “A veces los clientes vienen diciendo que necesitan algo, pero en realidad su necesidad verdadera es otra. Saber detectar eso es clave” sostuvo.
Bajo la óptica de Aranda, en los últimos años los clientes buscan diseños más dinámicos y adaptables a nuevos formatos como Reels, TikToks e Stories, incluyendo versiones animadas de sus logos. Las marcas hoy apuntan a generar experiencias más personalizadas, en un contexto donde valores como la inclusión y la sustentabilidad son cada vez más centrales.
A nivel estético, Cabarcos detectó otro fenómeno interesante: el fin de la hegemonía minimalista. Durante años, el diseño internacional se inclinó hacia lo simple, lo sobrio, lo limpio. Las marcas se homogeneizaron en exceso, perdiendo individualidad en favor de un estilo "universal" de líneas puras y colores neutros.
Hoy, esa tendencia parece estar llegando a su fin. “Estamos entrando en una etapa donde se valora más la personalidad, el color, las formas raras, las tipografías inusuales. Todo se está volviendo más divertido y exagerado”, dijo. En el mundo de la moda, por ejemplo, ya se observa una explosión de marcas que buscan diferenciarse a través de propuestas más audaces.
Tipografías que mezclan estilos, diseños ruidosos, apuestas cromáticas vibrantes: la vuelta del maximalismo es una respuesta natural a la saturación de la estética minimalista. “Esto es cíclico: cada 10 años lo que estaba de moda deja de estarlo y vuelve lo que habíamos dejado atrás”, dijo Cabarcos.
Igualmente, Aranda indicó que en el 2025 predomina la combinación de estilos, “lo clásico se fusiona con lo moderno, lo minimalista con lo orgánico, y así sucesivamente. La elección tipográfica siempre será una cuestión de criterio y sensibilidad de cada diseñador, pero hay algo que nunca debe perderse: la capacidad de comunicar”.
Mirando hacia el futuro, Aranda imagina al diseñador gráfico como un piloto estratégico, que toma decisiones precisas y mantiene el enfoque en los objetivos de marca. “El crecimiento profesional dependerá de nuestra capacidad para aprender, innovar y perfeccionarnos de forma continua”, concluyó.