¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Yo empecé junto a otros socios más, entre los cuatro llevamos adelante el carro. Café Mayo inició con mi papá y mi tío; mi tío murió antes, mi papá en el 2000 y ahí ingresó mi hermana y un primo hermano mío a tomar la batuta. Yo entré un poco después.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
Creo que no me costó ingresar al mundo empresarial, porque el negocio ya estaba instalado desde hace tiempo y entonces me limité a continuar la misma línea e ir innovando en lo que era necesario. El negocio de Café Mayo viene de años, somos una empresa que funciona desde 1966.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
Es difícil determinar cuál fue el mayor éxito en un mundo como el de los negocios. Nosotros tenemos una política más bien conservadora, nunca entramos a arriesgar muy grande. Igualmente, el mercado del café no es fácil. El café vence pronto, por lo que debemos estar pendiente en todo momento, controlar la calidad, ya que es un producto natural. Las pruebas son constantes y nosotros trabajamos bien en ese punto.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Como trabajamos siempre en familia y empujamos el barco juntos, siempre tuve a personas con las que podía discutir y aprender. Creo que ese es un aspecto ineludible para poder liderar una empresa.
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Voy a ser muy sincero, nosotros no tenemos una actividad en la que el Estado nos pase la mano o brinde ciertas liberaciones. El Estado no entra a tallar en nada. Los tomateros, por ejemplo, tienen un gran problema de contrabando, pero nosotros también sufrimos lo mismo. De hecho, nosotros hacia la frontera, Ciudad del Este, por nombrar, casi no vendemos. Existe una penetración brasileña importante.
¿El empresario actual debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Evidentemente. La formación profesional te da una base muy importante, luego está el arandu ka'aty, que es propio del que ingresa al mercado laboral, se esforzó, trabajó, salió adelante y hoy es exitoso. Saber aprovechar oportunidades es lo más trascendental.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Leí un libro sobre los paradigmas en una empresa. Antiguamente, si hacemos una pirámide, el patrón estaba en la cúspide y no se relacionaba con nadie, era un semidios. Muy abajo estaba el cliente. Hoy es al revés, eso se demostró en Japón; el jefe se pone abajo y arriba están los clientes. Satisfacerlos es una tarea del líder de la empresa, así también, con su ejemplo y trabajo, motiva al empleado para que se sientan parte y dueños.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Felizmente no suelo tener estrés, tengo un carácter especial. No sé si soy de hierro, sencillamente procuro que eso no se me acerque. Trato de que no entre en mi pensamiento. Siento cuando me voy a debilitar, pero ahí me protejo de alguna manera.