¿Cómo empezó su carrera empresarial?
Egresé de la facultad de Ingeniería de la UNA en 1975 y desde esa fecha trabajo en la profesión. El primer contrato que me tocó fue la construcción de infraestructura para Itaipú en Ciudad del Este, donde trabajé en obras muy importantes como la supercarretera para Itaipú y las áreas habitacionales. Posteriormente me tocó hacer parte del desagüe pluvial de Asunción y la ampliación y el mejoramiento de la Ruta PY02 en el tramo San Lorenzo-Ypacaraí. A partir de ahí ya no cesaron las obras viales para el Estado. Trabajé en la defensa costera de Pilar y la costanera de Encarnación como parte de un consorcio. Y últimamente en la ruta Alberdi-Río Tebicuary. Tengo muchas obras más, no las recuerdo a todas. Trabajamos casi siempre en consorcio porque eso nos permite aprovechar mejor los equipos de nuestras empresas.
¿Qué obstáculos encontró para desarrollarse como empresario?
Todas las obras tienen sus problemas y hay que resolverlos. Cuando me gradué Paraguay era un país prácticamente sin infraestructura y esa era una brillante oportunidad. Claro que hoy el país sigue necesitando mucha infraestructura.
¿Cuál considera que es su mayor éxito como empresario?
La última obra que ejecutamos, la defensa costera de Pilar, muy importante porque con ella cambiamos a la ciudad, será una transformación de 180º. Es el principal puerto de aguas bajas del país. Se abre un gran futuro para Pilar y por eso estoy contento con esa obra.
¿Qué consejo le hubiera gustado recibir cuando estaba iniciando su carrera empresarial y se lo daría a otro empresario ahora?
Seguir el camino que la conciencia y la voluntad te indiquen. Y ser perseverante en la búsqueda de ese objetivo.
¿Qué bondades y defectos tiene el empresario paraguayo?
En mi área de trabajo son todos muy persistentes y son muy pocos los que abandonan. Son gente muy bien formada y tienen la fuerza de voluntad para seguir insistiendo en este rubro. Sabemos que Paraguay necesita muchas obras de infraestructura
¿Es el Estado un aliado o un problema para el empresario? ¿Qué le reclamaría?
Para nosotros el Estado, a través del MOPC, es un partner. Siempre hay problemas pero hablando la gente se entiende y se resuelven.
El empresario actual ¿debe tener alguna formación profesional relacionada con el mundo de los negocios?
Es muy importante para un empresario de cualquier sector tener una maestría en negocios, por ejemplo.
¿Un libro que todo CEO o gerente general debería leer al menos una vez en su vida?
Inteligencia emocional en la empresa, de Daniel Goleman, es muy interesante. Y cualquier libro sobre liderazgo, porque el empresario debe transmitir su espíritu de trabajo a sus subordinados, y lo puede hacer de manera optimista o pesimista.
¿Cuál es su recomendación para mantener a su equipo motivado?
Esa es toda una forma de vida. Creo que hay que darle a cada empleado su lugar y respetar ese lugar y hacerle entender lo importante que es el aporte que le está dando a la empresa. Hasta al cuidador de patio hay que hacerle sentir que es importante para la empresa.
¿Cómo lidia con el estrés que produce la actividad empresarial?
Si uno hace lo que le gusta, eso no produce estrés. Cada obra que emprendemos es una nueva aventura, un desafío que yo tomo como una aventura. Nunca nos desconectamos, siempre estamos conviviendo con nuestra actividad; y cuando nos cansamos tomamos un descanso. Si toda la estructura empresarial funciona muy bien, entonces uno no tiene una recarga de trabajo.