En una investigación hecha para el FMI, sus colaboradores Mariano Moszoro y Mauricio Soto, calcularon la eficiencia de las carreteras de todo el mundo tomando de Google Maps las velocidades promedio a la hora de conducir entre las ciudades más grandes de cada país.
Según los autores, esta medición es útil para comprobar las condiciones de infraestructura vial y las dificultades de conectividad, y resaltaron que hay una correlación entre la velocidad del transporte terrestre y el desarrollo de los países.
Paraguay está ubicado en el puesto 95 (en una escala descendente en cuanto a calidad) entre 162 países, con una velocidad media de 67 km/h en un rango comprendido entre 38 km/h (el peor registro) y 107 km/h (el mejor ratio). Es decir, nuestro país se encuentra en la mitad peor ranqueada, ya sea si se tiene en cuenta el número de orden, como si se considera la velocidad promedio.
¿Los baches también perjudican a la economía en general, además de a cada ciudadano en particular? “Claro que sí, nosotros estamos en los últimos puestos en competitividad como consecuencia de eso. Estamos rezagados por falta de infraestructura adecuada”, manifestó el economista Jorge Vergara.
En el último informe publicado por el Foro Económico Mundial en 2019 Paraguay obtuvo 53,63 puntos en el índice de competitividad. Ese valor pone a Paraguay en el puesto 97, que es un nivel de competitividad deficiente comparado con los otros 141 países del ranking.
Asimismo, el Índice de Competitividad de Viajes y Turismo 2019, sitúa a Paraguay en el puesto 109 entre 140 países, lo que demuestra la debilidad del país, fundamentalmente en infraestructuras.
Esto afecta a la competitividad por los costos que se incrementan debido al tiempo que se pierde y a los gastos en los que se incurre por el deterioro del vehículo como consecuencia del mal estado de las vías.
“Para ponernos en forma en infraestructuras (la vial es una de ellas) tenemos que invertir US$ 1.500 millones anuales durante 20 años y más de US$ 1.300 millones en un periodo de cinco años en mantenimiento. La infraestructura constituye entre el 40% y el 50% del índice de competitividad”, añadió Vergara.
Un sector que particularmente se ve perjudicado por la deficiente estructura vial es el turismo. Al respecto, Martha Chamorro, vicepresidenta de la Asociación Paraguaya de Agencias de Viajes y Empresas de Turismo (Asatur) adujo: “No sé si alguna vez vamos a saber cuánto se deja de percibir en turismo por tener rutas y calles deficientes; yo puedo decir que millones de dólares”.
Chamorro afirmó que de poco sirve buscar atraer a visitantes cuando el país adolece de accesos a posadas turísticas, y a hoteles del interior, además de carecer de un mayor número de calles y rutas con pavimento asfáltico o de cemento, sin olvidar el mal estado en las que se encuentran las existentes.
“Los turistas se dan cuenta de que Paraguay es un país espectacular en cuanto a cultura, tradición, historia. Nuestros pueblos son preciosos pero no tenés fácil acceso a ellos”, aseveró la empresaria, quien propuso que el MOPC, las gobernaciones y municipios conformen una mesa permanente para encontrar soluciones.
Vergara, por su parte, indicó que una salida es concederle al sector privado 1.500 kilómetros de la malla vial, a mediano plazo, para las tareas de mantenimiento. “Lo ideal es pasarle al privado un 40% de la malla vial, por lo menos. No podemos hacer inversiones en nuevos caminos porque tenemos que mantener los existentes, que es solo el 13% de las rutas asfaltadas”, resaltó.
Un bache para la competitividad: ¿cómo afecta a la economía la infraestructura vial deficiente?
Un estudio impulsado por el FMI ubica a Paraguay en el puesto 95 (entre 162 países) en una relación entre velocidad media y calidad de carreteras. Las calles y las rutas cubiertas de baches afectan no solo al tiempo de desplazamiento y a la vida útil de los vehículos, sino que tienen un impacto negativo en la competitividad y en la economía del país.