En términos más científicos, Joel Sanabria explicó: “Durante los procesos celulares se produce una molécula llamada adenosina, la cual, al acumularse y unirse a receptores celulares, induce la sensación de cansancio. La cafeína, el principal componente activo del café, actúa bloqueando los receptores de adenosina en el cerebro e impide que la adenosina ejerza su efecto, haciendo que nos sintamos más despiertos y menos fatigados, pero no incrementa directamente nuestra energía.
Además, la cafeína afecta otros sistemas, como el de la dopamina, relacionada con la recompensa y la motivación, y el sistema de adrenalina, que aumenta la actividad cerebral y la vigilia. La dopamina está asociada con el sistema de recompensa del cerebro y puede mejorar la motivación y el placer. Por otro lado, la adrenalina es responsable de la respuesta de 'lucha o huida', aumentando la alerta y la excitación. Estos efectos combinados pueden dar la impresión de un aumento de energía, cuando en realidad se trata de una mayor activación y alerta del sistema nervioso.
En cuanto al consumo regular del café, Sanabria indicó: “Consumirlo regularmente puede llevar al cuerpo a desarrollar una tolerancia, creando más receptores para equilibrar el efecto estimulante de la cafeína. Esto explica por qué algunas personas necesitan consumir más café con el tiempo para sentir el mismo efecto. La interrupción del consumo puede causar síntomas de abstinencia, como dolores de cabeza e irritabilidad, aunque no se considera una adicción en el sentido estricto, ya que la cafeína no provoca una búsqueda compulsiva a pesar de los efectos adversos”.
Comparando el café con otras bebidas estimulantes, señaló que el té y las bebidas energéticas contienen cafeína, pero en cantidades variables, y lo recomendable es no exceder de 400 mg (3 a 4 espressos) de cafeína por día. Además, añadió que esto puede variar de acuerdo al tipo de café, ya sea filtrado, de especialidad o torrado, entre otros.
Por otro lado, estudios muestran que consumir café hasta seis horas antes de dormir puede afectar negativamente las fases del sueño, disminuyendo el tiempo en sueño profundo y aumentando el tiempo en sueño superficial.
Como último punto, el médico especialista en neurocirugía funcional refirió que: “El café contiene más de 1,000 compuestos químicos, entre los cuales el ácido clorogénico, que es un polifenol, se destaca por sus propiedades antioxidantes. Estos antioxidantes pueden ayudar a nivel cardiovascular, disminuyendo la tasa de obesidad y diabetes. A nivel cerebral, a pesar de ser un estimulante, disminuye el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson o la esclerosis lateral amiotrófica. También se encontró que el café puede tener efectos beneficiosos en la salud intestinal, gracias a sus fibras solubles y polifenoles, que promueven una microbiota saludable y tienen efectos antiinflamatorios”.