Fundado por los hermanos Analía y Horacio Ocampos, DSN Nutrition Lab nació del compromiso de ofrecer productos con respaldo científico, desarrollados bajo estrictos estándares internacionales y enfocados en la salud intestinal y el fortalecimiento del sistema inmunológico. Con una inversión sostenida y una visión de crecimiento regional, el laboratorio pasó de ser una idea impulsada por la experiencia internacional de sus fundadores a una empresa formalmente constituida, que ya registra hitos importantes en su corta trayectoria.
La compañía produce anualmente alrededor de 20.000 potes en sus siete productos registrados, según indicó para InfoNegocios Analía Ocampos. Por su parte, Horacio señaló que en 2024 la firma alcanzó una producción total de probióticos de 6.800 potes, lo que generó ingresos por más de G. 550 millones.
De acuerdo con los empresarios, tras el éxito de 2024, este año su meta es cerrar con un crecimiento de facturación del 50% por encima del período anterior, con el objetivo de continuar con la racha positiva que mantienen desde su apertura. Según indicaron, el laboratorio viene sosteniendo un incremento escalonado en sus ingresos: entre 2022 y 2023 duplicaron su facturación, y en 2024 lograron triplicarla, demostrando una fuerte penetración en el mercado nacional. Parte de este éxito se explica por la creciente demanda de productos naturales y funcionales, especialmente tras la pandemia, así como por el enfoque científico y personalizado con que DSN aborda la formulación de sus suplementos.
“La salud intestinal está en el centro de muchas enfermedades modernas”, afirmó Analía. “Pero también está en el centro de la prevención. Por eso desarrollamos fórmulas que combinan múltiples cepas, con estudios clínicos que respaldan sus beneficios y que se adaptan a diferentes condiciones fisiológicas”. Esta especialización es una de las claves para abrir puertas en mercados como el boliviano, donde ya cuentan con socios comerciales y esperan expandirse a otras plazas como Chile y Perú en los próximos años.
Los productos de DSN Nutrition Lab no solo cumplen con los estándares del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, sino también con las regulaciones establecidas por la OMS, que en Paraguay son supervisadas por la Dinavisa. Además, la empresa ha invertido en equipamientos de alta tecnología para determinar UFC (unidades formadoras de colonia), una técnica de validación para el correcto control de los probióticos antes de su salida al mercado, un sistema revolucionario con el que cuentan pocos laboratorios en la región. “Las diferencias entre los probióticos de distintas generaciones son las capas de recubrimiento que poseen las bacterias vivas. La cuarta generación posee péptidos proteicos que recubren a la bacteria, lo cual asegura que pasen por los diferentes pH del esófago y el estómago, y lleguen en mayor cantidad al intestino, que es donde generan su efecto positivo en el paciente”, explicó Horacio.
La llegada al mercado boliviano representa una validación externa del modelo de DSN, que ha logrado consolidar un equipo técnico altamente capacitado, con colaboradores en áreas como microbiología, nutrición, administración y comercio internacional. Este capital humano ha sido esencial para escalar la producción sin perder el enfoque en la calidad y en el diseño de fórmulas con respaldo científico.
“El objetivo no es competir en precio, sino en valor”, remarcó Horacio. “Queremos que nuestros productos sean reconocidos por su eficacia y su respaldo, tanto en Paraguay como en el exterior. Y lo estamos logrando”. Con una planta ubicada en la ciudad de Mariano Roque Alonso y una red de distribución que abarca farmacias y centros de salud en todo el país, DSN se posiciona como una de las empresas paraguayas con mayor potencial en el área de biotecnología aplicada a la nutrición.
Con la inminente exportación a Bolivia, DSN Nutrition Lab consolida una etapa de crecimiento sostenido y marca un precedente para otras empresas del rubro interesadas en desarrollarse con base científica y visión internacional. El laboratorio paraguayo demuestra que es posible innovar, producir y competir desde el país, y que la ciencia hecha en casa puede traspasar fronteras.