Los números no están cerrados porque la siembra inicia en los primeros días de agosto, pero según informaciones preliminares, se tendría una superficie de cultivo de entre 150.000 a 155.000 hectáreas de arroz, un promedio constante en los últimos años.
“No vemos que haya variaciones muy profundas –en la superficie de cultivo–, hay proyectos para desarrollar en Paraguay, pero aún no se ejecutan, y creo que su realización va a depender del resultado de esta campaña que estamos iniciando”, mencionó Ignacio Heisecke, presidente de la Cámara Paraguaya de Industriales de Arroz (Caparroz).
Los departamentos más importantes en el cultivo son Itapúa, Misiones, Ñeembucú y algunas zonas del Bajo Chaco. En cuanto a los rendimientos, existe un promedio histórico de 5.600 kilos por hectárea a nivel nacional, por ende consideran que producirán entre 950.000 y 1.000.000 de toneladas en esta nueva zafra arrocera.
El consumo interno es de 200.000 a 220.000 toneladas en base cáscara, de forma anual, por ende, todo el sobrante tiene como destino varios mercados de exportación. “El 60% va hoy al mercado brasileño y el 40% va a otros mercados internacionales, fuera del Mercosur”, declaró.
Dentro del 40% de los otros mercados de exportación están países como Irak, Portugal, Chile, México, así como algunos de África y Centroamérica.
Hace 15 años inició la producción del arroz de forma profesional, y como distintos productos, al comienzo casi la totalidad era destinada a Brasil, según Heisecke, pero con el paso del tiempo conquistaron nuevos mercados.
Mano de obra
“A pesar de la gran mecanización de procesos que demanda el cultivo de arroz, también se necesita gran cantidad de trabajadores de forma directa”, aseguró.
Por cada 1.000 hectáreas se emplea a 14 personas de forma directa, y ese número crece considerablemente sumando el factor logístico, de insumos básicos, de aceites, de combustibles, de energía eléctrica y otros, argumentó.
Desarrollo
Para seguir creciendo, de acuerdo a Heisecke, necesitan el apoyo del gobierno para conquistar nuevos mercados y consolidarse en los que ya se encuentran; tener acceso a créditos con tasas accesibles que se ajusten a las necesidades del productor; conseguir una semilla nacional que se adapte al clima y aumente los índices de rendimiento.
Arancel
“No es la primera ni la última vez que se habla de aranceles o trabas fitosanitarias. En los últimos años, ha de ser la décima vez que se habla del arancel. Lo que nosotros hicimos es hablar con nuestros representantes para adelantarnos y exigir que los acuerdos establecidos por el Mercosur se cumplan”, expresó.
Según Heisecke, “no cabe duda de que este arancel no va a correr, porque no existen bases ni fundamentos”.
Industrialización
La marca B-Light es una firma paraguaya que fabrica galletas de arroz en su planta de Fernando de la Mora. Allí elaboran y empaquetan los productos, para luego colocarlos en las principales góndolas de supermercados y tiendas de conveniencia.
Micaela Martínez, gerente de planta de B-Light, comentó que actualmente venden sus productos en todo el territorio nacional y que les gustaría, en algún momento, exportar a otros mercados regionales o internacionales.
Para abastecer su demanda procesan entre 70 a 80 toneladas de arroz, que destinan a la producción de sus seis líneas disponibles.
“Paraguay tiene la capacidad para producir. Tenemos la materia prima, tenemos el talento y estamos estratégicamente ubicados en el centro de Sudamérica. Lo que hace posible que podamos comercializar todo tipo de productos a los países de la región, y también a otros continentes”, agregó Martínez.
Para Martínez dar valor agregado a las materias prima contribuye con el desarrollo de Paraguay. En la fábrica de B-Light trabajan 10 colaboradores de forma directa, pero con más de 100 si se habla de forma indirecta, concluyó.