Eduardo Felippo, expresidente del Conacyt y actual presidente de la Universidad Paraguayo Alemana, comentó que “Paraguay carece de una inversión sustancial y sostenida que permita a los investigadores avanzar en sus áreas de especialización y contribuir significativamente al desarrollo nacional”.
El presupuesto destinado a la investigación científica no tiene una asignación directa dentro del Presupuesto General de la Nación (PGN). Esta situación generó que los esfuerzos en investigación y desarrollo estén atados a financiamientos externos o fuentes que, en muchos casos, no son exclusivas para este fin.
“El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), fue creado hace aproximadamente 27 años, y fue establecido para impulsar y coordinar la investigación en Paraguay. Sin embargo, la falta de un presupuesto robusto y de fondos específicos limitó sus operaciones y obliga a que su financiamiento dependa en gran medida de los fondos como las de Itaipú por ejemplo”, explicó Felippo.
Estos fondos son compartidos entre educación e investigación, lo cual implica que los recursos no siempre están disponibles para cubrir todas las necesidades del sector científico. Desde el inicio de esta dependencia financiera la organización desarrolló programas y herramientas de apoyo, entre ellos el Programa Nacional de Incentivo a los Investigadores (Pronii).
El Pronii es uno de los logros destacados de Conacyt, diseñado para clasificar y apoyar a los investigadores en diferentes categorías, según su experiencia y nivel de contribución científica. Este sistema categoriza a los investigadores en cinco niveles, desde principiantes hasta los de mayor experiencia.
Cada categoría recibe una remuneración mensual que, en el caso de los investigadores más avanzados, alcanza una remuneración que ronda los G. 10 millones, una cifra que, aunque significativa en el contexto local, resulta baja comparada con los salarios de investigadores de otros países de la región.
“La estructura de Pronii permite que los investigadores trabajen en sus áreas de especialidad, ya sea en medicina, ingeniería, ciencias exactas o agricultura. Este último sector, en particular, mostró algunos de los avances más notables, especialmente en el desarrollo agrícola en el Chaco, con cultivos de trigo y algodón”, refirió Felippo.
Asimismo, resaltó que Paraguay sólo destina entre el 0,1% y el 0,3% del PIB a la investigación científica, una cifra que palidece en comparación con Brasil, Argentina y Uruguay. “Brasil, por ejemplo, invierte alrededor del 5% de su PIB en investigación y desarrollo, lo que le permite tener una infraestructura científica sólida y centros de investigación de renombre”, dijo.
Uno de los problemas fundamentales que enfrenta la investigación científica en Paraguay es la falta de centros de investigación y laboratorios adecuados. La UNA es una de las pocas instituciones que ofrece algún tipo de infraestructura y apoyo a los investigadores. Sin embargo, fuera de este ámbito existen pocos lugares donde los científicos pueden desarrollar sus proyectos y compartir sus conocimientos.
A nivel mundial, los países que lideran en investigación científica suelen contar con laboratorios bien equipados y financiamiento tanto estatal como privado. En Paraguay, la situación es muy diferente. El sector farmacéutico es una de las pocas industrias que realiza investigación, aunque la mayoría de sus estudios son internos (in-house) y están orientados al beneficio de la empresa, sin que sus hallazgos sean compartidos con la comunidad científica nacional o internacional.
Para que Paraguay pueda cerrar la brecha en investigación y desarrollo con respecto a sus vecinos, “es necesario que el gobierno asuma un compromiso decidido. Esto implicaría asignar un presupuesto considerable, idealmente entre US$ 40 y US$ 50 millones anuales, destinados exclusivamente a la creación de centros de investigación, el financiamiento de proyectos científicos y la capacitación continua de los investigadores”, añadió Felippo.
Por otro lado, Paola Martínez, presidenta del Museo de Ciencia MuCi compartió que “la ciencia busca explicar fenómenos y encontrar soluciones a problemas que nos permitan avanzar como civilización y sociedad”. En una situación en el cual Paraguay continúa expandiendo su capacidad productiva, los temas de investigación ligados a la agricultura y la ganadería son estratégicos.
Y es así que desde MuCi buscan reflejar el interés del país en estos sectores tradicionales, y de ampliar el panorama hacia otras áreas de la ciencia. Exhibiciones como la reciente muestra de fauna entomológica Cháke Bicho despertaron el interés y la curiosidad de miles de paraguayos, resaltando el impacto que puede tener el estudio de los insectos en la gestión de residuos y en la protección del medioambiente.
Esta muestra de fauna entomológica capturó detalles insospechados de los insectos y sus roles en el ecosistema. Fue realizada en colaboración con el Museo de Historia Natural del Paraguay y utilizando la macrofotografía del reconocido Henry Maillet.
La muestra incluyó investigaciones sobre especies de escarabajos que pueden alimentarse de restos plásticos, un descubrimiento que podría transformar la gestión de residuos en un país sin una política de residuos sólidos efectiva. En el ámbito educativo, esta exhibición generó gran interés entre el público, sumando 14.000 visitantes en solo cinco meses.