Facebook puso como límite la aceptación de los términos el pasado 15 de mayo, lo que suponía habilitar a WhatsApp compartir determinados datos con Facebook y que la red pueda hacer negocio con ellos. Esa fecha ya era una prórroga de cuatro meses atrás, cuando los usuarios también habían hecho pública su disconformidad.
“En la compañía ahora se pondrán a pensar en cómo ser graduales en la quita de sus permisos, lo cual no les genera dificultad porque tienen toda la hoja de ruta para lograr sus objetivos. Nosotros les dimos datos suficientes como para que sepan lo que el usuario demanda”, manifestó Gaspar, a quien le parece “incorrecto” que se deba discutir a nivel mundial por el cambio de uso de una aplicación.
Asimismo, Gaspar señaló que la estrategia de Facebook –y en este caso específico WhatsApp– siempre es adaptarse y habilitar funcionalidades a medida de la demanda, como el acelerador del mensaje de voz o el incremento de las personas en una videollamada.
¿Cuáles serán las próximas funcionalidades?
Hasta el momento existen muchas especulaciones sobre las nuevas funcionalidades de WhatsApp, pero ya a inicio de año se manejaba a nivel mediático que los próximos cambios incluirían la posibilidad de hacer videos sin audios, archivo de chats, inicio de sesión en varios dispositivos, autodestrucción de mensajes de texto y/o multimedia y WhatsApp Pay, la plataforma de pagos de la app.
“Lo que hace atractivo a WhatsApp es la facilidad de uso que tiene, a diferencia de otras aplicaciones como Telegram, que requieren de más experiencia. Hay que valorar también que WhatsApp mantiene negociaciones con algunas telefónicas y suele ser gratis”, enmarcó. En ese segundo punto, el especialista subrayó que en algunos países se analiza si esos acuerdos no generan una ventaja para determinadas empresas de tecnología.
Al margen, Gaspar puntualizó que las plataformas en realidad no son gratis, al menos en su mayoría, porque los usuarios pagan el servicio que utilizan con la provisión de sus datos.
De la tecnología a la política: ¿qué pasa en el mundo con las aplicaciones?
Según Gaspar, “toda tecnología es política” y el especialista no parece estar tan equivocado. Solamente basta observar las últimas protestas en Hamburgo contra el robo de datos o al movimiento anticookies en Austria y otros países. La disputa se da desde todas las direcciones, ya sea enfrentando a miembros de la sociedad civil con las empresas o a las compañías entre sí.
Por ejemplo, Google comunicó a inicio de año que paulatinamente eliminaría las cookies, que son probablemente la primera experiencia de recolección de datos en red. “Las cookies son archivos que se instalan en las máquinas y que bajo el eufemismo de la mejora del uso se ponen en el medio de la comunicación entre el usuario y la plataforma”, aseveró Gaspar.
Entretanto, complementó que las cookies analizan lo que los usuarios hacen en red, acomodan la información según el interés y así obtienen cada vez más información que luego comparten.
Las redes opinan
Las fake news vivieron/viven sus tiempos dorados desde que inició la pandemia de COVID-19, a tal punto que las principales redes sociales comenzaron a depurar la información falsa que se publicaba son respecto a las vacunas. En este caso, podría parecer sensato, sin embargo, también hay casos en los que ciertas opiniones o declaraciones de figuras fueron censuradas.
Con el objetivo de garantizar la veracidad de la información, Adobe, Arm, BBC, Intel, Microsoft y Truepic están liderando un proyecto conocido como la Coalición para la Procedencia y la Autenticidad del Contenido. A criterio de Gaspar, quien compara la iniciativa con el Ministerio de la Verdad de la novela 1984 de George Orwell, el espacio tomará la potestad de definir qué es lo verdadero y lo falso en vez del usuario.
“No obstante, insisto en que no se puede hablar de libertad de expresión si es que las personas que emiten opiniones no son responsables. La vulnerabilidad educativa que hoy posee la gente que está en la brecha digital más pronunciada hace que sea más fácil desinformar”, finalizó.