Esta histórica aeronave turbohélice es una versión mejorada del Lockheed P-3 Orion militar, que a su vez se desarrolló a partir del Lockheed L-188 Electra. Este último modelo operó en Paraguay y fue clave para el crecimiento de la desaparecida Líneas Aéreas Paraguayas. Actualmente, la NOAA cuenta con dos WP-3D, registradas como N42RF Kermit y N43RF Miss Piggy, que están programadas para ser retiradas en 2030, cuando serán reemplazadas por los más modernos WC-130J Weatherbird.
El WP-3D Orion cuenta con un sistema de propulsión formado por cuatro turbohélices Rolls-Royce T56-14 Serie 3.5. Sus dimensiones incluyen una longitud de 35,6 metros y una envergadura de 30,38 metros. Esta aeronave tiene un alcance de 3.800 millas náuticas y una velocidad de crucero de 250 nudos (460 km/h). Además, puede volar durante 11,5 horas a gran altitud y 9,5 horas a baja altitud, con un techo de servicio de 27,000 pies.
Cockpit del N42RF. Ph. NOAA
El avión está diseñado específicamente para recolectar datos meteorológicos y científicos, está equipado con avanzados instrumentos como radares y sensores atmosféricos, y permite estudiar las tormentas desde su interior. El aparato proporciona información crucial sobre la estructura, intensidad y evolución de los huracanes, contribuyendo así a mejorar las predicciones meteorológicas y nuestra comprensión de estos fenómenos.
Según la NOAA, para obtener datos precisos en medio de la tormenta, la tripulación despliega sondas de viento equipadas con GPS, que son lanzadas desde un tubo en la aeronave. A medida que caen en paracaídas al océano, estas sondas envían información sobre presión, temperatura, humedad, velocidad y dirección del viento. Después de verificar la exactitud de los datos, se transmiten a los Centros Nacionales de Predicción Ambiental y al Centro Nacional de Huracanes, donde se integran en los modelos predictivos globales.
Los WP-3D de la NOAA están equipados con radares Doppler de fuselaje inferior (LF) y de cola (TDR). El radar LF, ubicado en la parte inferior de la aeronave, realiza un escaneo horizontal de la tormenta, mientras que el TDR la analiza de manera vertical. Estos dos sistemas, al trabajar en conjunto, ofrecen a los científicos y meteorólogos una visión detallada de la tormenta, similar a una imagen de resonancia magnética, permitiéndoles observar las distintas capas y la estructura interna de la tormenta.
¿Por qué las aeronaves cazadoras de huracanes son turbohélices?
Una pregunta común es por qué se utilizan aeronaves turbohélice en lugar de jets para esta misión. Las condiciones dentro de un huracán son extremas: granizo, turbulencia, lluvia y hielo. Los motores turbohélice son más robustos ante estas adversidades en comparación con los motores a reacción. Por ejemplo, el hielo puede dañar las palas de un motor a reacción, mientras que las palas de un turbohélice, al ser más grandes, son menos propensas a sufrir este tipo de daño.
Además, los motores turbohélice ofrecen mayor control y estabilidad a bajas velocidades, lo que es crucial al volar dentro de huracanes, donde las condiciones de viento y turbulencia son severas. Los jets están diseñados para operar de manera eficiente a velocidades más altas, lo que los haría menos manejables en este entorno.
Otra ventaja de los motores turbohélice es su capacidad para ajustar la potencia de forma más rápida que los motores a reacción, lo que permite a los pilotos responder con mayor agilidad a las cambiantes condiciones dentro de un huracán. Según uno de los pilotos del WP-3D, estas aeronaves deben mantener una velocidad constante de 210 nudos dentro de la tormenta, y la capacidad de los turbohélices para adaptar su potencia rápidamente a los bruscos cambios de vientos y presión es esencial para volar en este entorno extremo.
Por último, estos aviones suelen volar a altitudes muy bajas, a menudo por debajo de los 10.000 pies, durante largos períodos para llenar los vacíos de datos que no están disponibles en los radares terrestres o las imágenes satelitales. Los motores turbohélice ofrecen una mayor eficiencia propulsiva a estas altitudes, lo que no solo reduce el consumo de combustible, sino que también incrementa la autonomía de vuelo en misiones prolongadas dentro del huracán.