Todo comenzó con la Resolución Nº 250, emitida por el Senacsa el pasado 21 de febrero, que introduce nuevas exigencias sanitarias y refuerza el Programa de Enfermedades Reproductivas. La normativa, según el organismo, responde a preocupaciones históricas del sector sobre la reducción del hato nacional y busca modernizar los protocolos sanitarios en exposiciones ganaderas.
Sin embargo, asociaciones como Braford, Angus y Senepol reaccionaron con disconformidad. “Estamos cansados del manoseo constante al trabajo del productor”, señala una nota abierta emitida tanto por la Asociación de Criadores de Braford como por los gremios de criadores de Angus y Senepol. El reclamo se enfoca en la falta de empatía, el exceso de burocracia y el impacto económico que estas nuevas exigencias suponen para los productores, especialmente en la organización de ferias y exposiciones.
Christian Galeano, presidente de Angus Paraguay, expresó a InfoNegocios que “la falta de logística y la escasa difusión de la resolución generaron un malestar”. Agregó que el traslado de ciertas responsabilidades sanitarias al sector privado, sin un número suficiente de veterinarios acreditados, dificulta la operatividad y encarece los costos para los productores. Según Galeano, hasta hace poco solo había 26 profesionales habilitados para cubrir todo el país.
Desde Senepol Paraguay, su titular Andrés Godoy, reconoció que, si bien su gremio no se ve directamente afectado, decidió apoyar la protesta “en solidaridad con las grandes razas que sostienen la ganadería nacional” y que integran la Comisión Central de Exposiciones (CCE) de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), que a su vez comunicó en sus redes sociales que el gremio y el Senacsa abrieron una mesa de trabajo conjunta y que “ya se están evaluando las normativas vigentes, incluida la Resolución Nº 250/2025, con el objetivo de consensuar propuestas técnicas, prácticas y sostenibles, que respondan a las necesidades reales del campo sin descuidar los altos estándares sanitarios que nos han posicionado como país exportador confiable”.
“En dicha mesa, ya se están evaluando las normativas vigentes, incluida la Resolución N.º 250/2025, con el objetivo de consensuar propuestas técnicas, prácticas y sostenibles, que respondan a las necesidades reales del campo sin descuidar los altos estándares sanitarios que nos han posicionado como país exportador confiable”
Ante este escenario, el Senacsa emitió un comunicado oficial en el que aclara que la Resolución 250 forma parte de una actualización anual de normas sanitarias y que su contenido responde a estándares nacionales e internacionales. Además, el organismo recordó que ya concedió una prórroga hasta el 30 de septiembre de 2025 para la implementación efectiva de la resolución, como gesto de apertura y precaución ante el calendario de exposiciones.
Sobre el malestar con el Programa de Tuberculosis, el Senacsa aclaró que la delegación de funciones a veterinarios privados busca fortalecer el sistema sanitario y agilizar los procesos, siguiendo recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). También destacó que esta modalidad ya mostró buenos resultados en los sectores avícola y porcino, y que su implementación se realiza a través de la Fundación Fundassa.
Más allá del cruce de comunicados, la coyuntura evidencia que la cadena cárnica enfrenta nuevos desafíos que requieren una mirada estratégica, integral y a largo plazo. La ganadería paraguaya, que viene ganando espacio en vitrinas internacionales gracias a la calidad de su genética y su capacidad exportadora, no puede darse el lujo de fracturas internas.
El diálogo entre gremios y el Senacsa no solo es deseable, es imprescindible. La sanidad animal y la competitividad no deben ser polos opuestos, sino metas comunes. Aunar esfuerzos entre el sector público y el privado, con apertura, profesionalismo y respeto mutuo, será fundamental para mantener a la ganadería local como un actor relevante en los mercados más exigentes.