“En este 2022 no se registró crecimiento, más bien se mantuvo la producción. Lo que hay que destacar es que los niveles no variaron al igual que la comercialización, especialmente en lo que respecta al pequeño productor que vende directamente al consumidor. El tema de la venta a los acopiadores se logró frenar en casi un 90%, gracias a los trabajos y las capacitaciones que se están impartiendo en ese sentido”, resaltó Barúa.
El sector mantuvo el mismo volumen de producción respecto al 2020 y 2021, es decir, 19.000 toneladas, aproximadamente. Entre las especies más producidas se encuentra en primer lugar la tilapia, en segundo el pacú y luego vienen la carpa, la boga, el surubí y el bagre americano, que son los más comercializados por el sistema pesca y pague, en restaurantes, hoteles, pescaderías o directo al consumidor.
“Estamos bien en cuanto a la producción de alevines en general, ya tenemos fortaleza en ese aspecto, ahora lo que sigue es trabajar en el engorde del surubí, esa tecnología todavía no manejamos en el país. Más bien, el surubí, se está usando para control biológico, los productores lo llevan para engordarlos con los alevines de tilapia y entonces logran una simbiosis”, añadió.
En cuanto a los departamentos de mayor producción, Caaguazú continúa liderando en superficie. Así también, Itapúa y Paraguarí prosiguen con su buen nivel de producción mientras que Cordillera, Misiones, Caazapá, San Pedro y Alto Paraná van en aumento. “En el Chaco están trabajando con producción netamente de pacú y están teniendo un crecimiento extraordinario, aunque están empezando recién, y en Pilar está operando una empresa productora de arroz que está haciendo también producción piscícola, no de manera integrada pero sí para mostrar un poco que el uso de los agroquímicos no afecta a los reservorios de agua si se produce de la manera correcta”, comentó la experta.
Por otro lado, el factor negativo este año fue el contrabando de productos provenientes de China, que son comercializados en supermercados. Situación que golpea al sector, específicamente a los grandes productores que son los que venden a los supermercados, debido a que se trata de productos de mala calidad que vienen con un 50% de agua, que el consumidor compra creyendo que es nacional, según Barúa, y se queda con la idea de que nuestra tilapia no es buena, lo que obviamente termina repercutiendo en el mercado local.
“Hicimos todo un seguimiento para comprobarlo y pudimos corroborar, tras comprar los productos del supermercado y pesarlos, que no son producción nacional y que la calidad no es buena. De 600 gramos quitamos 300 gramos de agua”, reveló Barúa.
Sumado al contrabando, “el proceder de los supermercados es desleal con la producción nacional” -lamentó Barúa- pues solo les permite estar seis meses en góndolas, mientras que a los productos importados se les otorga un año.
Hasta el momento, son dos las empresas nacionales que venden pacú y filetes de tilapia a los supermercados (Menno Pez y Eco Pez), las cuales cuentan con documentación en regla que garantiza la calidad e inocuidad de los alimentos que comercializan.
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Sin embargo, en lo que se refiere al pequeño productor, Barúa indicó que lo producido este año le sirvió tanto para consumo como para generar ingresos. “Muchas familias pudieron sostenerse mediante la venta de productos de la piscicultura, gracias, como mencioné anteriormente, al trabajo de difusión y capacitación al cual accedieron y también porque, con mucha alegría podemos decir, se logró que ya no le vendan al acopiador, sino directamente al consumidor en las fincas, algo sumamente importante”, remarcó.
De acuerdo con la especialista, se estima que el 2023 será nuevamente un año positivo para el sector. “Hay muchas llamadas de inversionistas de Brasil y otros países que están con intenciones de apostar al rubro. Es impresionante la cantidad de brasileños que están llegando al país con el objetivo de empezar con la producción piscícola y lo que les atrae es principalmente, la mano de obra, la tierra que tenemos y la tasa de impuestos. De concretarse, las proyecciones de crecimiento son muy buenas”, enfatizó.
Por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 2022 fue declarado como el Año Internacional de la Pesca y la Acuicultura Artesanales, en busca de la sostenibilidad de los recursos naturales, tanto de los ríos y los mares, debido a que cada vez crece más la acuicultura y va disminuyendo la pesca tradicional, teniendo en cuenta la cantidad de pescadores a nivel mundial, que con sus grandes embarcaciones van desgastando las aguas.