“El mercado paraguayo ya tiene consumidores sostenibles. Hoy se hacen compras inteligentes y hay una necesidad de ofrecer este tipo de servicios”, dijo Jorge Bernal, gerente técnico de Arké, quien fue uno de los disertantes del panel Construyendo el futuro: arquitectura y sostenibilidad, en el Día B.
Una consulta pública hecha por Green Building Council sobre los nuevos incentivos municipales para la construcción sostenible mostró que hay más de 15 edificios que se están construyendo bajo normas paraguayas de construcción sostenible.
“Además hay una veintena de emprendimientos entre los certificados a nivel internacional que son locales, es decir edificios paraguayos hechos por paraguayos”, explicó la moderadora del panel, Gabriela Mesquita, titular de Green Building Council.
Asimismo, hay otros 20 proyectos en proceso -que todavía no se empezaron a construir-, lo que arroja son alrededor de los 60 emprendimientos, entre los terminados, lo que están en proceso, y los que están en etapa de planificación.
“Si analizamos 60 versus la cantidad de edificios convencionales, vemos que sigue siendo un nicho, pero está en crecimiento. Hay emprendimientos en todos los estadios y hay algunos que ya están operando hace más de cinco años. Hoy hay cuatro constructoras involucradas o que tenemos edificios sustentables”, indicó Ángel Rivero, gerente de construcción de CCI.
Bernal agregó que en el país hay alrededor de 500.000 m2 de obra bruta con algún tipo de certificación sostenible. “El primer proyecto que buscó certificar lo hizo en 2009, pero el 80% de esa superficie fue certificada en los últimos cuatro años, y eso nos habla mucho de la rentabilidad y de por qué el mercado paraguayo está despertando”, apuntó.
A su vez Marco Facetti, socio gerente de Mafado, respondió a la pregunta de si es rentable una construcción ejecutada bajo normas sostenibles: “Sí, es rentable, pero hay que ir explicando nomás cómo viene la mano con la rentabilidad; y la otra parte viene con los incentivos”.
Un proyecto sostenible, remarcó Rivero es entre 3% y 6% más caro que un proyecto convencional, y que el retorno, medido por los desarrolladores, se da en un plazo de entre cuatro y siete años, dependiendo del tipo de proyecto, aunque recalcó que “hay algunos que lo recuperan muy rápido”.
Bernal recordó que hace 10 años había una sobreinversión en torno al 9% con los proyectos sostenibles en Paraguay, y que hoy se ha reducido al 4,5%, todavía lejos del promedio de Latinoamérica, que se ubica en 1,2%.
“Anteriormente no había oferta de bombillas sostenibles, de grifería sostenible y los primeros proyectos tenían que importar los materiales y eso generaba un sobrecosto. Hoy ya hay ofertas gracias a que hay una demanda y a que los proyectos -busquen o no certificar- ya tienen el concepto de que hay un beneficio ambiental y económico. Y eso abarata los costos”, indicó.
Los panelistas coincidieron en que los consumidores no sabían lo que es tener buenas aislaciones térmica y acústica, ni conocían los vidrios DVH, el doble vidriado hermético aislante térmico y acústico transparente.
Por otro lado, Bernal añadió que sus principales agentes comerciales y de venta son sus propios clientes, porque ellos dan fe de que lo que es sostenible “es lo que se calculó y se buscó en la certificación, pero a principios de la década del 2010 había mucho temor de que no fueran reales esos números”.
Rivero aseguró que le están mostrando a la gente cómo estos beneficios vienen de la mano de la sustentabilidad, y que hace que el usuario final esté más cómodo donde está viviendo o trabajando. “Todos se dieron cuenta de que los proyectos sostenibles no son una sobreinversión, sino una inversión que genera un retorno económico muy rápido y que terminan ganando”, resaltó.