“India Morotí nació prácticamente desde que tenía 12 o 13 años. Mi abuela, mis tías, inclusive mi papá también hacía un poco de artesanía. Yo fui aprendiendo de a poquito y elaborando también ya desde esos tiempos. Comencé haciendo collares de semilla, que es lo que más se conoce en San Bernardino, que son de soja, de pino, y de a poco fui incorporando otros materiales, como por ejemplo también maderas, tejido”, recordó Carballo.
El proyecto que empezó como una inquietud infantil se consolidó hace apenas cuatro años como un emprendimiento formal. Fue entonces cuando Luz Marina decidió apostar plenamente por el diseño de sombreros, aros, collares, pulseras, blusas integrando tejidos en ñandutí, pedrería, perlas, madera, entre otros. Cada pieza lleva un sello único.
El alma del proyecto son también las manos que tejen sus historias. Luz trabaja con tres artesanas de Itauguá, expertas en ñandutí, y una de Pirayú, que aplica técnicas distintas. Esta red de colaboración fortalece la cadena productiva, permite la variedad técnica y, sobre todo, genera una fuente de ingresos para mujeres que muchas veces encuentran en la artesanía su única vía de independencia económica. “Los trabajos de cada una son diferentes, pero eso le da más riqueza a la marca”, afirmó.
La casa central de India Morotí se encuentra en San Bernardino, uno de los destinos turísticos más visitados del Paraguay, pero también están presentes en Asunción y Ciudad del Este.
Carballo comentó que reciben una gran afluencia de extranjeros en su local de San Ber en busca de productos que reflejen la identidad y cultura del país, así como también la historia de cada pieza. “Mi objetivo es transmitir el trabajo de las artesanas, y que no se pierda esta tradición”, dijo.
Uno de los principios de Carballo es democratizar la artesanía sin perder calidad. Los precios de los accesorios comienzan desde G. 10.000, mientras que los kepis van desde G. 90.000 y sombreros de G. 200.000, dependiendo del diseño y el trabajo manual. También produce viseras, y una línea de blusas que incluye leyendas populares de San Ber como los atardeceres que reflejan la identidad local de la ciudad.
India Morotí lanzó pequeñas colecciones por temporada. Para el de otoño, predominaran los tonos tierra, piedras naturales y tejidos en colores neutros. En primavera-verano, el color y la alegría tomaron protagonismo.
Por otro lado, desde India Moroti aseguraron que sus creaciones empezaron a ser exportadas. Actualmente la marca prepara una tanda exclusiva de productos en tonos suaves y pasteles que serán enviadas a Taiwán.
“Nos pidieron cosas más delicadas, no tan coloridas, y estamos felices de preparar eso con mucho amor”, mencionó.
Si bien no hay desfiles previstos en el corto plazo, India Morotí participó en eventos como el de Moda Artesanal 2024 en el marco del Foro Nacional de Mipymes así como internacionales. Para Carballo, el mayor logro no es solamente la expansión de su marca, sino el cambio de mentalidad del consumidor. “Antes no se valoraba tanto lo hecho a mano, pero ahora la gente apoya, comparte, pública. Se siente un cariño genuino por la artesanía”, indicó.