Los resultados de la encuesta del WEC muestran que el 40% de las personas que eligen no invertir toman esta decisión porque simplemente no saben cómo hacerlo. También expone que alrededor del 70% de los encuestados estarían más dispuestos a invertir, o invertir más, con una mayor educación financiera.
Manuel Velázquez, MBA y experto en educación financiera, afirmó que está de acuerdo con los resultados del estudio de referencia y manifestó que “para invertir hay que tener estabilidad financiera y conocimiento de tus finanzas; y según nuestra experiencia el 90% de los paraguayos no tiene educación financiera y esa es una falencia que no discrimina nivel socioeconómico”.
El informe aludido también consigna que abordar las brechas en la educación financiera, así como mejorar el asesoramiento personalizado y el conocimiento del producto, puede mejorar la participación en el mercado y el comportamiento de inversión.
Asimismo, el trabajo de investigación muestra que, entre los encuestados a nivel mundial, son los más jóvenes los que invierten y que un 70% de ellos son menores de 45 años. Señala que la mayoría busca, principalmente, construir seguridad financiera a largo plazo a través de sus inversiones.
Para la economista Adriana Franco, referente y especialista en educación financiera, el informe también refleja una realidad presente en Paraguay, que tiene “un serio problema de falta de inversión”.
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La experta agregó que esto atenta, sobre todo, contra la planificación de una jubilación digna y segura “porque sabemos que las cajas de jubilación, las que no son privadas, están en crisis y no ofrecen ninguna garantía de que las personas vayan a gozar de ese beneficio (la jubilación); la gente no tiene educación financiera para invertir y eso salta como un problema en la vejez”.
¿Cómo cerrar la brecha? Franco señaló que se debe empezar con la educación financiera a temprana edad “y cuanto antes mejor, desde la niñez porque se empieza a aprender en la casa, como cuando el niño ve cómo se comporta su padre en las compras, y ya sabe que el bolsillo es limitado”.
En la educación formal el aprendizaje puede comenzar a partir del cuarto grado, cuando un niño ya maneja las operaciones básicas y ya puede recibir instrucciones de qué es el dinero, cómo funciona, cuáles son los gastos prioritarios y cuáles no.
También se le puede instruir que el dinero recibido mensualmente de sus padres (la mesada), o de alguna tarea doméstica por la que percibe una compensación en efectivo, se puede guardar en el chanchito o en una caja de ahorro en alguna financiera, pues ya hay instituciones que ofrecen productos para promover la cultura del ahorro y el gasto consciente.
“A partir del noveno grado se les puede enseñar qué es el banco central, cómo funciona la bolsa de valores, por qué pagamos impuestos”, indicó la profesional, a lo que Velázquez añadió que la enseñanza de educación financiera “no es ciencia espacial sino una serie de buenas prácticas para desarrollar el hábito”.
¿Y qué consejo para invertir se le puede dar a un adulto que no recibió instrucción en materia financiera? “Lo más importante es alentar a las personas, y convencerles de que nunca es tarde para tomar conciencia y proponerse desafíos importantes”, refirió Franco.
La economista explicó que además de la jubilación privada existen los fondos mutuos, “que es una inversión que se hace a través de la bolsa de valores, es una inversión diversificada, de bajo riesgo, con una barrera de ingreso muy accesible. Hoy se puede empezar a invertir en un fondo mutuo a partir de G. 300.000, con rentabilidad del 7%”.
Velázquez coincidió con su colega que recurrir a una casa de bolsa es una buena opción, pues a partir de G. 1 millón ya se puede invertir en distintos instrumentos. “Es un concepto erróneo pensar que uno necesita tener un monto grande de dinero en su cuenta para empezar a hacerlo trabajar, multiplicarlo e invertir. Sí me parece importante tener una planificación financiera antes de dar ese paso”, destacó.