La inclusión financiera se define como el acceso y uso de los servicios financieros de calidad, en forma oportuna, conveniente, informada y con un costo accesible, bajo una regulación apropiada que garantice la protección del consumidor y promueva la educación financiera para mejorar las capacidades y la toma de decisiones racionales, en esta materia, por todos los segmentos de la población.
El rezago del país quedó evidenciado en un estudio para la inclusión financiera elaborado por la Universidad Paraguayo Alemana (UPA) y la Cámara Paraguaya de Fintech. En el informe se consigna que solo el 50% de las personas en el mundo tienen una cuenta bancaria.
En el caso de Paraguay, esa cifra está por debajo del promedio y se sitúa entre los países con menor inclusión de la región, pues solo el 31% de la población (mayores de 15 años) tiene cuenta en alguna institución financiera.
Sin embargo, y aún reconociendo que los números son negativos, el panorama está cambiando, para bien, pues “después de la crisis de endeudamiento que afectó al sector público y al sector privado, mucha gente comenzó a preocuparse por la educación financiera, al darse cuenta de que, efectivamente, puede desequilibrar nuestra economía”, afirmó César Paredes, presidente de Cadiem.
Destacó que las personas optaron por especializarse en el tema y hoy hay varios cursos de finanzas personales, de educación financiera, con mucha gente hablando de esto e información en las redes.
“Esto le hace muy bien al mercado en general porque la base del crecimiento familiar y personal, desde el punto de vista de la riqueza es tener una disciplina financiera que a veces uno no sabe cómo hacerlo. La instrucción o la guía de otra persona, ayuda en ese caso”, aseveró el experto.
Paredes sugirió que en todas las carreras universitarias debería haber una materia sobre educación financiera básica personal, e incluso, dijo que, de ser posible los jóvenes deberían terminar el bachillerato conociendo esas herramientas básicas.
“Una primera escala sería hacer obligatorio para que el médico, el ingeniero, todos conozcan las herramientas y cómo se utilizan los préstamos, qué es la tasa de interés, qué costo tiene, que entiendan eso porque les puede ayudar a tener una mejor calidad de vida”, remarcó.
Paredes apuntó que las herramientas tecnológicas son fundamentales para la inclusión financiera, opinión compartida por Gustavo Villate, vicepresidente de la Cámara Paraguaya de Fintech, quien reveló que “como cámara firmamos convenios con universidades e instituciones financieras para dar charlas sobre la tecnología y cómo ayuda a la inclusión financiera”.
El primer paso en esa dirección es volcar las transacciones a lo digital, y “una vez que está digitalizado, empieza a consumir los servicios financieros, que a su vez permiten al profesional crecer de manera eficiente”.
Villate recordó que más del 80% de las transacciones siguen siendo en efectivo. “Por eso, lo que primero se busca es volcar eso a la digitalización, para luego usar las herramientas financieras, que van a ser efectivas en la medida que haya regulación. La reglamentación de la Ley de Servicios de Confianza va a ayudar a la inclusión financiera, porque va a facilitar la creación de cuentas de manera remota, que hoy se encarece mucho porque hay que hacerla físicamente”.
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