“Queríamos crear algo nuevo, que trajera un pedacito de nuestra experiencia en Encarnación, pero adaptado a la movida asuncena”, contó Miguel. El dúo vio en Asunción una oportunidad clara de espacios flexibles, menos rígidos que una oficina tradicional, donde la gente pueda trabajar, reunirse, inspirarse, y de paso comer bien.
“El nombre varios significados según el idioma, en polaco es disfrute, diversión; en griego, alimentar. Nos encantó esa mezcla”, explicó, que refleja bien la esencia de un lugar pensado para nutrir ideas, comunidad y experiencias.
Bosko abrió sus puertas hace apenas una semana y ya captó la atención de extranjeros, nómadas digitales y profesionales que buscan un punto intermedio entre el café clásico y el coworking corporativo.
“Las mesas, tanto en interior como bajo la pérgola exterior, están equipadas con conexiones. Es llegar, enchufar y producir. Además, la casa ofrece una sala de reuniones privada y un espacio para capacitaciones”, detalló Miguel.
En lo gastronómico, Bosko apuesta sin miedo, brunch completo, cafés calientes y fríos, ensaladas, tartas y una propuesta propia que ya está conquistando a los curiosos, los tapeos tardíos, creados junto a su chef. “Son tapas con base de chipa guazú, sopa paraguaya, con distintos toppings. Es una experiencia distinta, muy nuestra”, dijo.
Entre los platos que más salen, los sándwiches gourmet están liderando la carrera y en el segmento dulce, el Mbejú Waffle es la estrella absoluta: “Es algo que solo nosotros hacemos”, agregó. En bebidas, la carta también juega con innovación, dirty chai, mochachino batido, ice lattes y clásicos bien ejecutados completan la oferta.
Bosko funciona en una casona de estética colonial, intervenida con detalles paraguayos y un toque moderno que equilibra tradición y frescura. El ambiente suma varios rincones, pérgola, áreas bajo árboles, un pequeño quincho y zonas más “chill” para quienes buscan trabajar con aire libre y calma. “Queríamos un espacio cálido, relajado, que no sea una oficina rígida ni un café demasiado formal. Naturaleza, sombra, textura, y mucha vibra”, resumió Miguel.
Aunque recién arrancan, el equipo tiene una hoja de ruta clara. “Queremos ver a Bosko lleno todos los días, que se vuelva parte de la comunidad, y más adelante, abrir sucursales donde la gente se apropie del concepto”, proyectó.
Bosko abre de lunes a sábado, de 8:00 a 20:00 horas, con foco en personas que buscan trabajar, reunirse y disfrutar de una carta amplia y cuidada. “No hacemos gastronomía improvisada. La carta es extensa y bien pensada. Les invitamos a venir, conocer y probar”, concluyó Miguel.
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