Los niños de esta peculiar clase son el centro de atención del pabellón número cinco de IFEMA, donde se celebra desde el miércoles la tercera edición de SIMO Educación. Este salón de tecnología enfocado a la enseñanza deja claro que la forma de educar a los niños en un aula con pizarra verde, tizas y muñecos de trapo hace mucho que pasó a la historia.
El aula está rodeada de expositores con robots e impresoras 3D, las estrellas de esta edición de SIMO Educación. Los autómatas se han convertido en un compañero más de clase: en la empresa tecnológica BQ diseñan packs, llamados ZUM kit, que incluyen todos los componentes necesarios para diseñar y montar un robot, cuyas piezas pueden imprimirse en 3D directamente en clase.
Las impresoras 3D han sido las otras protagonistas de la feria. Con ellas se puede estudiar biología: hacen posible imprimir corazones humanos a tamaño real, una rana diseccionada y sus partes internas e incluso una célula con todos sus componentes (mitocondrias y retículos endoplasmáticos incluidos). Para conseguir estas réplicas, solo es necesario que los profesores se descarguen los modelos de internet y los impriman en 3D en el aula. Las impresoras cuestan entre 500 y 1.000 euros.
Los niños aprenderán jugando con tecnología
Un grupo de alumnos resuelve raíces cuadradas en un aula con tabletas y una pizarra inteligente mientras su profesor les explica en un vídeo cómo se hace. Están sentados en sillas de plástico de colores que son giratorias, tienen ruedas e incorporan un pupitre con las que pueden deslizarse por todo el espacio para formar grupos de trabajo...
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