En consecuencia, se augura un 2023 incluso mejor que lo proyectado por el BCP; esto a juzgar por el desempeño del sector agrícola, que se está recuperando y podría experimentar un 160% de crecimiento en cuanto a su producción interanual. Vale recordar que el sector primario es uno de los motores de la economía paraguaya.
Con relación al desempeño agrícola, tras una mala campaña de soja, apuntan a que la producción llegará a los valores anteriores. “Estamos pensando en un volumen de producción total de 9 millones de toneladas. Eso significaría prácticamente un 160% de crecimiento solo en el sector sojero”, comentó, teniendo en cuenta que este año la cosecha llegó a 3.400.000 toneladas.
Por consiguiente, se estaría estabilizando el sector del transporte de granos, la industria vinculada a la oleaginosa y todo el comercio, sumados al ámbito financiero, que se beneficia dentro del rubro de servicios.
“Esperamos que los números sean superiores, estamos proyectando un crecimiento del 9,8% en este proceso de recuperación de la economía para el año que viene, basados en la recuperación del agro y, sobre todo, del sector eléctrico, que también depende mucho de la altura del río Paraná”, aseguró.
Inflación a la baja
El economista consideró que la inflación, producto de choques externos, tiende a no persistir en el futuro próximo. “Los principales factores que han generado incremento de la inflación han sido el alza del combustible y los alimentos, y los dos se están revirtiendo”, precisó.
Argumentó que actualmente el petróleo se sitúa a precios similares a los de la pre guerra en Ucrania, pese a que los combustibles refinados -gasoil o nafta- aún no procesan los valores anteriores.
“Estamos viendo un retroceso en maíz, con lo cual todos los forrajes (alimento para ganado) van a bajar de precio. Eso generará a su vez una reducción de costo en la producción de carne: pollo, cerdo, vacuna; y también en lácteos”, apuntó.
En efecto, para el 2023 estima que la volatilidad de precios ya no será la constante. “Esperamos el cierre del 2023 con un escenario donde tendríamos valores cercanos al 4% (que es la inflación meta del BCP)”, dijo.
Por otro lado, también se registra reducción en el precio del trigo, lo cual debería influir sustancialmente en el descenso de precios de la harina y panificados. “Creo que posiblemente veamos reducciones bastante más significativas en el nivel de precios antes de llegar a fin de año, y posiblemente más bajos de lo que el Banco Central planteaba”, afirmó.
Asimismo, consideró que también debería ir bajando la tasa de referencia del BCP, que luego generaría impacto en las otras tasas del sistema bancario; así que se podría visualizar una recomposición de la estructura de créditos, aunque esta disminución podría darse a niveles más lentos que el ascenso.
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