Para que las industrias sean consideradas 100% sustentables, su producción debe estar basada en materia prima secundaria, que serían productos reciclados transformados en materia prima, y luego, en los procesos industriales son convertidos en productos.
“Esto genera un balance positivo en el ambiente. Estas industrias están abarcando un altísimo porcentaje de reciclaje para productos como plásticos tipo pet, que son fundamentalmente envases de gaseosas y aguas; papeles y cartón; metales ferrosos y no ferrosos, y en estos desperdicios los niveles de reciclaje en Paraguay son muy altos, están por encima de la media de Latinoamérica”, dijo.
El empresario explicó que la diferencia entre la economía circular y la extractiva es que la primera reutiliza los residuos para darle una función, en cambio la extractiva se abastece de la naturaleza.
“Antiguamente la economía era lineal, se extraía algo de la naturaleza, se producía un bien de consumo, se consumía y posteriormente se desechaba e iba a un vertedero. Y volverlo circular significa que un producto se produce, se consume y luego puede ser reutilizado e ingresa a un nuevo ciclo de vida, como el mismo o un nuevo producto transformado”, describió.
Para Mangabeira no se puede cuantificar el ahorro que genera para una empresa el reciclar, pero sí se puede observar como un pasivo ambiental. “El ahorro se mide en los costos de disposición de residuos, en los costos que genera cualquier pasivo ambiental en el tiempo”, apuntó.
Asimismo, aseveró que son resultados que se visualizan a largo plazo. También comentó que respecto al cuidado ambiental existen leyes como la licencia ambiental expedida por el Ministerio del Ambiente.
En otro punto, el referente añadió que existen medidas de mitigación, cada actividad debe limitar la afectación al entorno natural. “Lo importante es que esto sea controlado, y efectivamente cumplido. Por otro lado, todos los ciudadanos debemos tener conciencia ambiental, primero en cómo disponemos los residuos, al separar lo reciclable de lo no reciclable”, expuso.
“Todos somos consumidores y generadores de pasivos ambientales. Y todas las empresas que desempeñan sus actividades en sus respectivos sectores deben ver qué desperdicio generan, que puedan ser reciclables o no. Un taller puede juntar piezas de repuestos viejos, aceites. Una oficina puede juntar desperdicio de papel”, detalló.
Por último, Mangabeira remarcó que el Estado debe tener políticas de sustentabilidad en torno al uso de sus desperdicios, como vehículo, muebles y maquinarias en desuso. “Considero que hay mucho para hacer en otros sectores y tipos de plásticos, también en sectores de residuos orgánicos”, indicó.
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