Según datos del Banco Central del Paraguay (BCP), en el acumulado de enero a noviembre se presentaron 6.239 solicitudes de importación bajo este régimen, por un valor aproximado de US$ 480 millones, lo que representa un crecimiento interanual del 33%. Dentro de ese total, los insumos vinculados a la metalurgia alcanzaron unos US$ 234 millones, posicionándose como el principal rubro dentro del esquema productivo.
Para el ingeniero José Huidobro, presidente del Centro de Industriales Metalúrgicos (CIME), este comportamiento responde tanto a un aumento real de la demanda como a una característica propia del calendario industrial. En entrevista con InfoNegocios, Huidobro explicó que hacia el último trimestre del año las empresas presentan sus programas de producción y realizan compras estratégicas de materia prima para garantizar el abastecimiento futuro, lo que genera picos de importación que luego se reflejan con fuerza en las estadísticas.
Uno de los principales motores de esta dinámica es la construcción, especialmente la privada. El crecimiento sostenido de obras de viviendas, edificios y desarrollos inmobiliarios en distintas zonas del país mantiene elevada la demanda de insumos industriales. “Hoy el sector privado está empujando con más fuerza, y eso se traduce en mayor actividad para la industria metalúrgica”, señaló Huidobro.
A este escenario se suma el comportamiento del sector productivo, particularmente el agrícola y ganadero, que continúa demandando soluciones industriales para infraestructura, logística y procesos productivos. Esta combinación de factores explica por qué la metalurgia concentra casi la mitad del uso del régimen de materia prima, convirtiéndose en un termómetro del nivel de actividad de la economía real.
Solo en diciembre de 2025 se autorizaron 576 solicitudes de importación bajo este régimen, beneficiando a 141 industrias, por un valor de US$ 44 millones. Este monto fue 26% superior al registrado en el mismo mes del año anterior, reforzando la tendencia de mayor utilización del esquema productivo en un contexto de expansión industrial.
Desde el CIME destacan que este mayor uso del régimen no implica únicamente una dependencia del exterior, sino también una señal de que las industrias están operando con mayor previsibilidad y volumen. En paralelo, el sector viene avanzando en procesos de transformación local, con inversiones orientadas a generar mayor valor agregado y a sustituir importaciones en determinados segmentos.
De cara a 2026, las perspectivas son favorables. Huidobro indicó que el panorama positivo para la producción agropecuaria, ganadera y forestal, sumado a nuevas inversiones anunciadas en sectores intensivos en infraestructura, anticipa una continuidad en la demanda de insumos industriales. “Todo eso va a requerir más obras, más logística y más capacidad productiva, y la industria metalúrgica tiene que estar preparada para acompañar ese crecimiento”, afirmó.
No obstante, el titular del gremio señaló que uno de los desafíos pendientes sigue siendo el rol del Estado como dinamizador de la industria. Si bien las compras públicas representan un volumen relevante, los tiempos de adjudicación y ejecución de licitaciones suelen retrasar su impacto en el sector. Agilizar esos procesos permitiría que la demanda pública complemente con mayor fuerza el empuje del sector privado.
Con un cierre de año positivo y con indicadores que muestran un uso intensivo del régimen de importación de materia prima, la metalurgia se posiciona como uno de los pilares del entramado industrial paraguayo. La concentración de casi la mitad de las importaciones bajo este esquema no solo refleja una mayor demanda, sino también un sector que planifica, invierte y se prepara para un 2026 que, según el propio gremio, se presenta con expectativas alentadoras.
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