“Es una forma de abrir el juego”, sostuvo Barchini. “Un proyecto inmobiliario de inversión colectiva te invita a formar parte de un desarrollo sin ser el único dueño, y con montos mucho más accesibles. Así más gente puede invertir en inmuebles”, puntualizó.
El empresario explicó que este tipo de proyectos atrae principalmente a inversores conservadores o moderados, que buscan resguardar su capital en activos reales y obtener un retorno predecible. “No son personas que busquen asumir altos riesgos, sino aquellas que quieren tener su dinero en algo tangible, con una renta estable y una plusvalía en el tiempo”, destacó.
En cuanto a los rendimientos, Barchini indicó que dependen del tipo de proyecto y del modelo de negocio que adopte la desarrolladora. “Si hablamos de proyectos de renta, el retorno ronda entre el 6% y el 10% anual, según el producto. En cambio, en proyectos de venta o especulación, la rentabilidad puede llegar al 20% o 25%, incluso más, si se logra una preventa exitosa”, precisó.
El director detalló que la participación de los pequeños inversores se estructura, generalmente, a través de fideicomisos o sociedades creadas específicamente para cada proyecto. “Cada inversor aporta un monto determinado (por ejemplo, US$ 10.000 o US$ 20.000) y recibe derechos proporcionales sobre las utilidades finales. Esto permite a los desarrolladores capitalizarse y, al mismo tiempo, ofrecer oportunidades a quienes no pueden comprar una unidad completa”, explicó
Para garantizar la transparencia en el manejo de los fondos, Barchini consideró fundamental utilizar herramientas financieras que generen confianza. “El fideicomiso es clave. Todo el capital se deposita y administra dentro de un fideicomiso específico, bajo supervisión de una entidad financiera. Además, se realizan reportes periódicos a los inversionistas y auditorías externas. La transparencia es la base de la confianza, y la confianza es el activo más importante que puede tener un desarrollador”, afirmó.
Consultado sobre el marco legal, Barchini señaló que el fideicomiso constituye la figura más adecuada y utilizada actualmente en Paraguay. Finalmente, Barchini resaltó que este modelo abre el mercado a nuevos perfiles de inversionistas y financistas, impulsando el crecimiento del sector. “Cada nuevo participante que entra al rubro inmobiliario aporta dinamismo y diversidad. Estas herramientas no solo financian proyectos, también crean oportunidades reales para que más personas puedan invertir y participar en el desarrollo del país”, concluyó.

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