Entre 2022 y 2024, la superficie de plantaciones forestales pasó de 204.631 a 339.866 hectáreas, lo que representa un crecimiento del 66% en apenas dos años, uno de los ritmos más acelerados de la región. Este avance ya se refleja en la industria: actualmente, cerca del 70% de la materia prima procesada proviene de plantaciones forestales sostenibles, reduciendo la presión sobre los bosques nativos y fortaleciendo la trazabilidad del sector.
En comercio exterior, los datos son igualmente contundentes. El 2024 cerró con un récord histórico de 34.602 toneladas exportadas, mientras que las cifras del primer semestre de 2025 permiten proyectar un nuevo máximo cercano a 47.750 toneladas. “Lo más relevante es el cambio estructural del perfil exportador”, señaló la presidenta del Infona. Hoy, el 61% de las exportaciones corresponde a contrachapados, seguidos por madera aserrada y láminas, evidenciando un proceso sostenido de industrialización y mayor valor agregado.
Paraguay ya exporta productos forestales procesados a más de 30 mercados, incluyendo destinos exigentes como la Unión Europea y Estados Unidos. Sin embargo, el desafío ahora es profundizar esa transformación. “El sector demostró capacidad industrial, calidad de producto y experiencia para competir; ahora debemos consolidar ese crecimiento y hacerlo inclusivo”, afirmó.
Uno de los ejes centrales es el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas forestales, que participan activamente en viveros, manejo de plantaciones, aserraderos, carpinterías y logística. Para ello, el acceso a financiamiento de largo plazo, tecnología y certificación es clave. Actualmente, Paraguay utiliza apenas el 50% de su capacidad industrial instalada, lo que abre una oportunidad inmediata para crecer sin necesidad de ampliar de forma acelerada la base forestal.
En paralelo, el Infona impulsa proyectos estructurantes, como el desarrollo de un hub forestal sostenible con evaluación de BID Invest, orientado a atraer inversión privada y avanzar hacia procesos de segunda y tercera transformación. Hoy, los aserraderos representan cerca del 70% de las industrias, mientras que rubros como laminadoras, carpinterías tecnificadas y productos de ingeniería aún tienen amplio margen de expansión.
La sostenibilidad y la certificación también juegan un rol central en la estrategia. En ese sentido, Paraguay marcó un hito al firmar el primer convenio institucional entre un gobierno y el Forest Stewardship Council (FSC), un acuerdo inédito a nivel mundial que busca ampliar el acceso a certificaciones sin bajar estándares, especialmente para pequeños y medianos productores. A esto se suma la inminente promulgación de la primera Política Forestal Nacional, prevista para inicios de 2026, que dará previsibilidad y una visión de largo plazo al sector.
La logística sigue siendo uno de los principales cuellos de botella. Si bien la Hidrovía Paraguay–Paraná es una ventaja estratégica, el sector necesita mayor previsibilidad en costos y capacidad, además de inversiones en rutas secundarias y caminos rurales que conecten las zonas forestales con polos industriales y puertos, especialmente en departamentos como Concepción, San Pedro, Caaguazú, Caazapá, Itapúa y Alto Paraná.
Con un contexto macroeconómico favorable —grado de inversión, estabilidad, crecimiento proyectado del 4,4% y una carga tributaria del 10%—, desde el Infona esperan que 2025 y 2026 consoliden nuevas inversiones privadas orientadas a industria, logística y productos forestales de mayor valor agregado. “Las plantaciones forestales ya no son solo una fuente de madera; se convirtieron en instrumentos de desarrollo territorial y generación de empleo digno”, resumió la presidenta del organismo.
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