“La salida a campo que organizamos este sábado (14 de junio) en la Estancia Toroveve, establecimiento de la empresa Bufabella, no es solo una visita técnica, es una vitrina para mostrar el potencial de toda la cadena de valor del búfalo, desde el ordeñe hasta la industrialización en quesos y yogures”, comentó Garelli en comunicación con InfoNegocios. El evento contará con productores nacionales e internacionales, entre ellos una comitiva de más de 15 criadores argentinos que llegarán al país para interiorizarse en la experiencia paraguaya.
A pesar de que la presencia del búfalo es aún limitada, la expansión se está dando a ritmo sostenido. El hato nacional cerró 2024 con cerca de 14.000 cabezas, y para este año la meta es superar las 20.000. "Después de la vacunación de aftosa ya pasamos las 17.000, y aún falta contabilizar todos los terneros que están naciendo", afirmó el titular de Apacribu. Un crecimiento del 35% anual en los últimos cinco años confirma que el interés por esta especie no es pasajero.
Uno de los pilares del avance es el enfoque en genética. Actualmente, la asociación trabaja con dos razas predominantes en el ámbito internacional: la Murrah, de origen indio, y la Mediterránea, desarrollada en Italia. La primera se caracteriza por su rusticidad y capacidad productiva en climas cálidos; la segunda, por su rendimiento superior en litros de leche. “Hace apenas 20 días recibimos pajuelas de semen de la raza Murrah desde Colombia, mientras que la Mediterránea ya la estamos inseminando desde hace tres años”, comentó Garelli.
Hoy son siete los productores que trabajan activamente en programas de mejoramiento genético, todos nucleados en torno a Apacribu, que centraliza la importación y distribución del material genético. La meta es clara: producir animales puros por inseminación artificial, lo que permitiría mejorar significativamente la calidad del hato. "Esperamos tener nuestro primer ejemplar de raza pura para 2027", adelantó. Para acelerar ese proceso, ya se proyecta la incorporación de tecnología de transferencia embrionaria a partir de 2026.
Aunque el enfoque actual está en el mercado lácteo, la carne de búfalo también ha mostrado un potencial interesante. En pruebas realizadas en supermercados como Casa Rica, la carne envasada y etiquetada como producto bubalino se agotó en apenas un par de días. Sin embargo, aún no hay volumen suficiente de novillos para abastecer el mercado de manera continua. “Hoy no podemos tener una góndola con carne de búfalo todo el mes, pero ya hicimos la prueba y sabemos que el consumidor está interesado”, aseguró Garelli.
La estrategia, por ahora, es consolidar el rubro lácteo, que permite una producción más constante y estable. Productos como quesos y yogures de búfala, considerados de alta gama por su valor nutricional y digestibilidad, están encontrando un espacio cada vez mayor en el mercado paraguayo. “Vamos a encarar el mercado top con lácteos. Ya tenemos la aceptación del consumidor. Ahora necesitamos volumen”, afirmó.
El futuro de la bubalinocultura local se juega en varios frentes: mejorar la genética, aumentar el hato, desarrollar una industria formal y fortalecer la demanda interna. Y mientras todo eso ocurre, eventos como el día de campo en Bufabella funcionan como vitrinas para mostrar lo que se está gestando en los campos del país.
“Paraguay todavía está a mitad del camino en comparación con países como Brasil o Colombia, pero vamos avanzando”, concluyó Garelli, con la convicción de que el búfalo paraguayo no solo llegó para quedarse, sino para conquistar mercados con productos de calidad diferencial.
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