Según relató para InfoNegocios, Daisy comenzó su experiencia con apenas cuatro cerdos, heredando algunos conocimientos prácticos de su familia, que ya se dedicaba a la cría de animales. “Yo estudié en la facultad y me recibí, pero no había logrado entrar en ninguna parte laboral. Busqué la forma de hacer un trabajo independiente”, recordó. Gracias a su iniciativa y al apoyo del Crédito Agrícola de Habilitación (CAH), pudo dar los primeros pasos: “Me acerqué al Crédito Agrícola y me dieron la facilidad y la posibilidad de pago. Así fue que inicié este proyecto”, señaló.
Hoy, con más de 100 cerdos en su granja, Daisy ha logrado consolidar una pequeña pero eficiente estructura productiva. Su familia, especialmente su marido y su suegro, la acompaña en las tareas diarias, desde la alimentación de los animales hasta la logística de comercialización. La propiedad donde desarrolla su actividad abarca un terreno de aproximadamente 100.000 metros cuadrados, donde cada parcela está destinada a distintos grupos de cerdos según su edad y tamaño.
El crecimiento de su granja no fue resultado de compras masivas de animales, sino de un manejo cuidadoso de la reproducción: “Empezamos con cinco cerdos y ellos se fueron reproduciendo. Cada cerdo puede tener entre 10 y 12 crías, y en pocos meses la familia creció de manera natural”, explicó Daisy. Este sistema le ha permitido aumentar su producción sin comprometer la calidad ni el bienestar de los animales.
La comercialización de la carne también ha sido un factor clave en su éxito. Daisy vende sus cerdos a feriantes y supermercados locales, como el supermercado Karen, llegando incluso a clientes de otras zonas del este del país. Actualmente, logra comercializar cerca de 15 cerdos adultos al mes, con un peso promedio superior a los 40 kilogramos, además de ofrecer lechones y pollitos incubados en su propia granja. “En este momento estoy incubando 330 huevos, que comienzan a dorar en 22 días. Así voy diversificando mi producción”, comentó.
Mirando hacia el futuro, Daisy proyecta ampliar aún más su infraestructura. Planea construir un galpón más grande para mejorar el espacio disponible para los animales y continuar incrementando la producción sin afectar la calidad ni el manejo sanitario. La productora confía en que el cierre de este 2025 será positivo, gracias a la alta demanda de carne de cerdo y al interés de nuevos clientes que buscan productos locales y de confianza.
El apoyo del Crédito Agrícola ha sido determinante en su desarrollo. Desde un primer préstamo de 3 millones de guaraníes, Daisy ha podido acceder a financiamiento adicional para adquirir equipamiento y mejorar su granja. “Gracias a ellos es que este proyecto que estoy haciendo ha sido posible y sostenible”, reconoció.
La historia de Daisy Diana Molas Peña refleja no solo el esfuerzo individual de una productora sino también el impacto positivo que el acompañamiento financiero y técnico puede tener en los pequeños emprendimientos del país. Su ejemplo inspira a otros emprendedores a buscar oportunidades, invertir en sus proyectos y contribuir al crecimiento del sector agropecuario paraguayo.
Con pasión, disciplina y visión de futuro, Daisy continúa ampliando su granja y fortaleciendo su negocio, demostrando que la combinación de trabajo familiar, innovación y acceso a crédito puede transformar un proyecto modesto en una historia de éxito que hace grande al Paraguay.
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