Los remates incluyeron una subasta de invernada con 635 cabezas, realizada el miércoles 12, y un remate de reproductores el viernes 14, donde entraron 55 toros y vaquillas preñadas. Los precios sorprendieron incluso a los propios criadores. En invernada, las hembras promediaron G. 22.300 por kilo y los machos llegaron prácticamente a G. 25.000, valores que superan lo registrado en la edición 2024. En reproductores, los toros alcanzaron un promedio de G. 26 millones, las vaquillas quedaron en torno a G. 6 millones y las preñadas se vendieron a G. 1 millón, una cifra considerada “excelente” para el contexto actual.
Uno de los datos más llamativos se dio en un lote de 22 cabezas Holando, que marcó un promedio de G. 18 millones por vaquilla. Según Vasconsellos, fue uno de los momentos más destacados del remate y dejó en evidencia el interés por genética de calidad. “Los precios fueron muy buenos y eso nos llena de felicidad. Los criadores se fueron muy conformes”, afirmó durante la entrevista.
El dinamismo de la pista vino acompañado de otro fenómeno: la participación activa de compradores provenientes de las colonias menonitas, que adquirieron 18 de los 30 lotes de toros Nelore ofrecidos. Para la organización, este movimiento es clave porque refleja que la feria empieza a consolidarse como un espacio de negocios más allá del público tradicional de San Pedro. “Nos entusiasmó muchísimo. Es un dato muy interesante para destacar”, agregó el presidente.
En esta edición, la feria volvió a enfocarse exclusivamente en ganado vacuno, con presencia fuerte de las razas Nelore y Holando, sin la incorporación de otras especies. Sin embargo, Vasconsellos no descartó que para la edición 2026 ya se incorporen pequeños rumiantes como ovinos y caprinos, además de ampliar corrales y áreas de exposición. “Queremos incorporar más especies menores y seguir creciendo. Este año hicimos un galpón nuevo para 60 animales, pero ya nos están pidiendo ampliarlo a 90 o incluso 100 para el próximo año”, comentó.
El área destinada a ganado de bozal también experimentó crecimiento. En 2024, la feria no contaba con infraestructura para presentar Nelore de bozal, pero este año la organización construyó un espacio exclusivo que resultó insuficiente ante el entusiasmo de los criadores. El estándar permitió la exposición de 60 animales, con un límite de cinco ejemplares por productor debido a la capacidad disponible. Para 2026, la meta es duplicar ese número. “La competencia fue muy buena y sirvió para el ranking Nelore. Los productores hicieron un esfuerzo grande para traer sus mejores cinco animales, pero el año que viene queremos recibir 100”, aseguró.
El movimiento general del evento también dejó cifras positivas. La feria recibió a unas 30.000 personas, superando la afluencia del año anterior. Además, reunió a 134 expositores, ligeramente por encima de los 132 registrados en 2024. Si bien el espacio destinado a stands comerciales ya está casi en el límite, la expectativa es que el crecimiento futuro se dé principalmente en el segmento ganadero, que mostró mayor dinamismo y proyección.
“Este año superamos todas las expectativas. En lo ganadero, fue un éxito total”, concluyó Vasconsellos, quien adelantó que el Consorcio ya está trabajando en la planificación del 2026, con el desafío de sostener la calidad, ampliar capacidades y mantener el ambiente de negocios que caracterizó a esta edición.
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