“Si bien fue un año complicado a raíz de la pandemia porque dificultó un poco el desplazamiento de los productores sumado a la problemática de la sequía y los incendios, podemos decir que, a pesar de todo, el 2020 fue un buen año para la producción apícola nacional. No obstante, esperamos que este 2021 sea mucho más productivo”, afirmó.
Escobar señaló que la producción de miel esta temporada alcanzaría nuevamente las 1.000 toneladas/año, cifra que continúa siendo inferior a la demanda interna (3.000 toneladas). “La cosecha inició en setiembre del año pasado y todavía sigue en marcha, estimamos que actualmente estamos rondando el 55% de la producción nacional, es decir 550 toneladas cosechadas hasta el momento. Estamos aguardando la zafra más grande que va de febrero a abril, cuando creemos que vamos a estar colectando el 45% restante, pero como siempre todo va a depender del clima”, explicó.
Con respecto a la comercialización del producto, el experto indicó que durante el año pasado se incrementó bastante, especialmente durante la cuarentena debido a que está asociado al tratamiento de enfermedades respiratorias, por ende, las ventas aumentaron. “En este 2021 todo va a depender de cómo vaya evolucionando la economía nacional, ya que hay que tener en cuenta que el kilo de miel cuesta hoy por hoy casi lo mismo que 1 kilo de carne. Es decir, partiendo de cómo vaya la economía del país vamos a ver si se compra en mayor o menor medida”, especificó.
“En cuanto a los valores, creemos que como nuestro producto todavía no cumple con toda la demanda interna, eso de alguna manera va a contribuir a que mantenga un buen precio ya que seguirá habiendo menos oferta que demanda”, añadió.
Al ser consultado sobre qué hace falta para que el rubro pueda despegar y elevar su producción, Escobar indicó que es necesaria una mayor inversión y que sector privado se decida a apostar también por la apicultura. “Actualmente el 95% son pequeños productores. Los empresarios, especialmente los ganaderos, si se deciden a optar también por la cría de abejas pueden llegar obtener muy buena rentabilidad, ya que se trata de una actividad diversificadora, esto teniendo en cuenta que actualmente no están aprovechando el 25% de sus campos en conservación, algo que podrían utilizar muy bien para extraer néctar, polen y resina de los árboles, en vez de que sean un lucro cesante”, consideró.
“Mientras que el ganadero no se dé cuenta que la apicultura es una actividad que le va a dar vida a su reserva, que por ley debe de tener, es difícil que podamos crecer, necesitamos que más productores se vuelquen al rubro. Sabemos que es difícil crecer en tiempos de pandemia y crisis y tampoco podemos asegurar que este 2021 va a ser el año de reactivación, pero sí podemos decir que es un año que tiene que llamar a la reflexión, principalmente al productor ganadero, que tiene muchas hectáreas ociosas que no está aprovechando para obtener más ganancias”, agregó.
Hoy en día, existen cerca 15.000 familias distribuidas a nivel país que se dedican a la cría racional de abejas. Caaguazú, Itapúa, Presidente Hayes y Ñeembucú, son los departamentos donde se concentra la mayor producción.
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