“El primer dilema al que se enfrenta el emprendedor es el de la formalización: qué tipo de empresa le conviene, qué responsabilidades implica y cómo mantenerla. Después aparece el desafío del proceso en sí (que a veces puede parecer burocrático) y finalmente el del financiamiento, que es el siguiente obstáculo una vez que ya se constituyó el negocio”, explicó en charla con InfoNegocios.
Los vehículos societarios más elegidos
En Paraguay, las figuras legales más utilizadas para emprender son la Sociedad Anónima (SA), la Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) y la más reciente Empresa por Acciones Simplificada (EAS).
Durante décadas, la SA y la SRL fueron las más comunes. Sin embargo, la llegada de la EAS en 2020 cambió el escenario. “Desde ese año estamos experimentando una especie de revolución”, afirmó Gómez.
“Solo el año pasado se constituyeron 5.298 EAS, frente a 1.635 SA y 496 SRL, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas. Es evidente que los emprendedores están eligiendo esta figura porque ofrece agilidad, menores costos y simplicidad en la gestión”.
La elección del tipo societario, sin embargo, depende de las características de cada emprendimiento. “Cuando el empresario busca acceder a servicios de seguros o intermediación financiera, necesariamente deberá constituir una SA, ya que ciertos sectores regulados exigen esa formalidad. En cambio, si se trata de una empresa familiar, con alto nivel de confianza entre socios y menores costos operativos, una SRL puede resultar más conveniente”, detalló.
La E.A.S., el puente hacia la formalización
Entre las tres figuras, la EAS se ha convertido en la más atractiva para los emprendedores. “La EAS se inscribe automáticamente en la SET, el IPS, el Ministerio de Trabajo y el Registro de Personas Jurídicas del MEF. Además, cuenta con una plataforma en línea que permite realizar modificaciones, convocatorias y otros trámites sin intermediarios”, destacó la abogada.
Para Gómez, este sistema representa un avance significativo en la digitalización de los procesos públicos y en la reducción de barreras para formalizar. “Las instituciones del Estado avanzaron mucho en modernización. La plataforma de la EAS conecta a varios organismos y facilita incluso obtener la Cédula Mipymes, lo que abre puertas al crédito y a programas de apoyo”, señaló.
Y aclaró algo que considera fundamental: “Todavía existe el mito de que formalizar significa más papeles o menos libertad. Es al revés. La formalización es la verdadera aliada del crecimiento. Te da respaldo, credibilidad y la posibilidad de acceder al sistema financiero.”
Financiamiento: aún con barreras, hay oportunidades
El acceso al crédito sigue siendo uno de los mayores retos para las pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, Gómez reconoce avances. “Una opción interesante es la que ofrece la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD), que canaliza fondos de garantía como el Fogapy (Fondo de Garantía del Paraguay) y el Fogamu (Fondo de Garantía de la Mujer). Estos mecanismos permiten respaldar créditos para las Mipymes, ya sea para capital operativo o para adquirir insumos”, explicó.
Aun así, advierte que persisten limitaciones: “El principal obstáculo es que muchos emprendedores no tienen historial crediticio ni garantías reales, más allá de su capital inicial. Eso restringe las posibilidades de obtener financiamiento formal, especialmente en las primeras etapas”.
Un escenario favorable para crecer
Pese a los desafíos, Gómez considera que el contexto actual es ideal para dar el salto hacia la formalidad. “Estamos en una época propicia para formalizar. Hoy constituir una empresa es rápido, sencillo y de bajo costo. La estructura legal y tecnológica del país acompaña, y el emprendedor debe aprovechar eso”, afirmó.
“La formalización no es un obstáculo, es una herramienta. Es lo que permite que un emprendimiento se vuelva rentable, creíble y sostenible. Mi consejo para quienes aún trabajan de manera informal es simple: anímense. Formalizar es crecer”, finalizó.

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