El fundador y CEO de Nvidia se robó todas las miradas, porque no fue solo lo que anunció, sino cómo lo anunció y de esa forma se convirtió sin proponérselo en el rostro humano del evento. En un escenario colmado de pantallas y luces, Huang habló de una nueva era en la que los robots pueden aprender como humanos, los datos fluyen con más eficiencia que nunca, y la colaboración global define el rumbo de la innovación.
La feria Computex, que cada año convierte a Taipéi en el epicentro de la tecnología mundial, no es solo una vitrina de productos, sino un enfoque de hacia dónde va la humanidad en términos de conexión, automatización y capacidades compartidas. En esta edición, que reúne a más de 1.400 empresas de todos los continentes, los temas centrales giran en torno a la inteligencia artificial, la robótica y la movilidad del futuro.
Pero en medio de pantallas ultradefinidas, servidores de próxima generación y prototipos de robots autónomos, fue la figura de Huang la que humanizó el relato y lo dejó claro desde el escenario. Habló de una nueva era donde los robots no solo ejecutan, sino que aprenden. Presentó Dynamo, un sistema abierto para optimizar las “fábricas” de IA, y Groot N1, un modelo físico diseñado para enseñar a los robots tareas del mundo real. Pero su discurso fue más allá de los detalles técnicos. Apeló a la colaboración, al rol compartido entre países, empresas y personas para construir el futuro.
Sin embargo, no todo fueron anuncios técnicos, pues el CEO hizo énfasis en la colaboración entre países y empresas. Anunció, por ejemplo, la instalación de un centro de datos en Taiwán con el apoyo de TSMC y Foxconn. En cada rincón del centro de exposiciones de Nangang, los asistentes hablan sobre lo que la IA puede hacer por la medicina, la educación o el trabajo diario. Las preguntas ya no giran en torno a si llegará, sino cómo nos adaptaremos a vivir con ella. Y en ese contexto, la imagen de Jensen Huang no fue la de un magnate distante, sino la de un actor central en una transformación que nos atraviesa a todos.
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