La compañía estadounidense introdujo dos herramientas inéditas dentro de la actualización de iOS 26, su sistema operativo móvil. La versión beta ya está disponible para desarrolladores y se espera que llegue al público en las próximas semanas.
Las nuevas funciones están diseñadas para simplificar la vida de quienes poseen un iPhone pero desean usarlo junto a accesorios de otras marcas. Por ejemplo, ahora será más sencillo enlazar el teléfono con audífonos inalámbricos o relojes inteligentes que no pertenezcan al ecosistema Apple.
Además, los usuarios podrán recibir notificaciones del iPhone en un smartwatch de otra compañía, algo que hasta ahora estaba limitado por las barreras de compatibilidad. “Gracias a la implementación de la DMA, se abrirán nuevas oportunidades para los consumidores europeos”, destacó un portavoz de la Comisión Europea.
El trasfondo regulatorio
En marzo pasado, Bruselas exigió a Apple que adoptara medidas concretas para mejorar la interoperabilidad de sus dispositivos, en cumplimiento de la DMA. Esta legislación, que la empresa cuestionó desde sus inicios, pretende frenar los abusos de posición dominante de los gigantes digitales y garantizar un mercado más abierto.
Apple ha construido su éxito sobre un ecosistema cerrado, en el que controla cada aspecto de la experiencia del usuario. La compañía siempre defendió este modelo como una forma de garantizar seguridad y comodidad. Sin embargo, esa filosofía choca con los principios de la DMA, que promueve la apertura y la competencia.
Un paso hacia un mercado más abierto
La decisión de Apple marca un punto de inflexión en su relación con las autoridades europeas. Aunque la empresa insiste en que su modelo cerrado protege a los usuarios, la presión regulatoria la obliga a flexibilizar su estrategia.
Para los consumidores, el cambio significa mayor libertad de elección y la posibilidad de combinar el iPhone con una gama más amplia de accesorios. Para la industria tecnológica, representa un precedente que podría extenderse a otros servicios y plataformas.
En definitiva, la interoperabilidad que Apple comienza a implementar no solo responde a una obligación legal, sino que también abre un nuevo capítulo en la manera en que los usuarios europeos interactúan con sus dispositivos móviles.
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