Desde el Ministerio de Industria y Comercio (MIC) destacan que la estabilidad política y económica es el principal diferencial frente a la región. A eso se suma un esquema tributario competitivo (impuesto a la renta y al IVA del 10%, y una carga salarial del 16,5%), energía limpia y barata, y un marco legal renovado. En apenas dos años, el Gobierno impulsó cinco leyes clave (6090, Maquila, Ensamblaje, Energías Renovables y limitantes) que revalidaron regímenes históricos y crearon nuevos incentivos. Solo la Ley 6090 cerraría 2025 con US$ 700 millones en proyectos industriales aprobados; para 2026, la expectativa es alcanzar US$ 1.000 millones.
La maquila es otro termómetro del cambio productivo. Con exportaciones por US$ 1.200 millones, representa casi el 15% del total exportado por el país. Sectores como autopartes y cableados eléctricos ya emplean de forma directa a 15.000 personas, con destino principalmente a Brasil. “No hay empresario extranjero que no destaque la calidad de la mano de obra paraguaya: joven, comprometida y con enorme capacidad de aprendizaje”, subrayó Giménez.
El cambio también se siente en la agroindustria. Paraguay pasó de exportar casi toda su soja como grano a procesar cerca del 50% en harina y aceite. Parte de ese aceite hoy se destina al biodiésel, tras elevarse la mezcla obligatoria del 3% al 5%, lo que reduce la importación de diésel y agrega valor local. Con el maíz ocurre algo similar: se industrializa para alcohol, biocombustibles y proteína animal. En el sector porcino, por ejemplo, se proyectan inversiones por US$ 400 millones solo en granjas de madres (unas 80.000), sin contar engorde, frigoríficos y logística de exportación.
Sobre el debate por el precio de la carne, el ministro fue claro: el Gobierno no acompaña esquemas de fijación de precios. “El precio se forma por múltiples variables: exportaciones, menor contrabando, recuperación del hato y ciclos productivos”, explicó. Sí ve con buenos ojos avanzar en un esquema de promoción internacional de la carne paraguaya, similar al de otros países, financiado por el propio sector. En paralelo, organismos como Conacom y Sedeco monitorean la competencia para evitar prácticas anticompetitivas.
Otro frente estratégico es la minería y la energía. El Ejecutivo evalúa trasladar el Viceministerio de Minas y Energía al MIC, con el objetivo de alinear mejor la política industrial y actualizar leyes para atraer capitales a la etapa de exploración. En turismo, el desafío pasa por desarrollar productos que prolonguen la estadía del visitante y acompañen el crecimiento de eventos internacionales.
Mirando a 2026, el MIC prepara el plan Paraguay 2X, una hoja de ruta con 500 medidas para mejorar la competitividad sector por sector. “No se trata de un plan de un gobierno, sino de una agenda que debe trascender en el tiempo”, sostuvo Giménez. Con el marco legal ya en marcha y un sector privado dinámico, el ministro anticipa que 2026 y 2027 podrían marcar el mayor salto económico del país, apoyado en más inversión, industrialización y empleo de mayor calidad.
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