Espínola −miembro de la Asociación de Emprendedores del Paraguay (Asepy)− señaló que Vertical se divide en tres unidades de negocios. La primera ofrece capacitaciones profesionales a funcionarios de empresas para que conozcan el nivel de riesgo que corren en cada actividad y de esta manera tomen los recaudos necesarios para evitar accidentes.
La segunda unidad se enfoca en la venta e instalación de equipamientos de seguridad colectiva, que es impulsada con el asesoramiento de ingenieros especializados en el ámbito de la seguridad y avalados por reconocidas marcas internacionales.
La tercera se trata de un servicio que implican riesgo por altura, como limpieza de fachadas, pintura de edificios o centros comerciales, trabajos metalúrgicos de electromecánica y montajes industriales (techos, galpones, silos), entre otros trabajos similares.
"Las primeras dos unidades de negocios siempre son las primeras que se cortan en momentos de crisis, porque las empresas inmediatamente dejan de hacer capacitaciones y esto se suma a que estas venían golpeadas desde el 2019, porque en nuestro país no es obligatorio cumplir con ciertos parámetros para los trabajos en altura, entonces se pueden hacer sin capacitaciones o incluso los proyectos de inversión están en pausa, por tanto, no se compran nuevos equipamientos", afirmó.
En la unidad de servicios, los números tampoco son mejores, porque se realizaron mayormente trabajos agendados de antemano y fueron pocos los nuevos pedidos que consiguieron.
Para hacer frente a los gastos fijos, como pago de salarios, de servicios básicos u otros, en primera instancia desembolsaron fondos propios de la firma. Pero como la situación no progresaba, solicitaron un crédito que fue gestionado a través de la Asepy, y concedido por medio del Fondo de Garantía del Paraguay (Fogapy).
"Como nuestros clientes nos pagan con cheques diferidos de 120 días o más, pudimos solventar esta situación temporalmente, porque teníamos movimiento a pesar de no estar operando. Y luego sacamos el crédito para mantener la estructura laboral de 10 profesionales directos y seguir cumpliendo con los compromisos financieros de inversiones que hicimos a principio de año", admitió.
La facturación bruta de la empresa en 2019 fue de US$ 150 mil (en promedio), y para este año, por cómo se dan las cosas, se preparan para una caída superior al 35%. “Esto está relacionado al descenso de las ventas en todas las unidades de negocios”, remarcó.
Alternativas
Para reactivar el movimiento, piensan ofrecer los servicios al sector público, lo que nunca antes habían hecho, según Espínola.
"Cuando vimos que el sector privado se cierra a nuevas inversiones, vimos que el sector público puede ser una posibilidad para recuperar el movimiento. Ahora estamos trabajando en las carpetas que estaremos presentando para licitaciones de la función pública. Aparte de esto, estamos analizando trabajar con otros sectores económicos con los que no trabajábamos, como, por ejemplo, el sector de la construcción”, afirmó.
Finalmente, el empresario destacó que se deben analizar medidas financieras de mediano plazo, para no solo mitigar el impacto económico de estos meses del 2020, sino para repuntar los ingresos en la temporada 2021.
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