En el índice se mide la posibilidad de las economías de alcanzar un futuro verde centrado en emisiones de carbono, transición energética, sociedad verde y políticas climáticas. El podio lo ocupa Islandia y le siguen Dinamarca, Países Bajos, Reino Unido, Noruega, Finlandia, Francia, Alemania, Suecia, Corea del Sur, Bélgica, Irlanda, España, Suiza, Canadá, Polonia, Italia, Portugal, Japón, Costa Rica.
Paraguay se encuentra en el puesto 75, es decir, está clasificado entre los abstencionistas climáticos. Se denomina así al grupo de 16 países que quedarán atrás en el futuro verde.
Esto se aplica a las políticas públicas y modelos de negocios que no incluyen en su agenda la innovación, modernidad en torno a términos sustentables y el uso de energías limpias y renovables.
Según la economista Verónica Serafini, las políticas económicas y el modelo económico fueron consistentes con estos resultados. “Las obras públicas incentivan la movilidad individual y con combustibles fósiles, en lugar de la movilidad colectiva y eléctrica”, refirió.
Por otro lado, expresó que existen incentivos tributarios a las inversiones, pero no contemplan como condición una economía verde. “En lugar de la transición verde, profundizamos el uso de combustibles fósiles. Crecimos gracias a la deforestación”, añadió.
En cuanto a la matriz energética, Serafini recordó que Paraguay produce energía renovable -con Itaipú, Yasyretá y Aracay-, sin embargo, consume combustibles fósiles y carbón.
Según el último Informe Nacional sobre Desarrollo Humano Paraguay 2020, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Paraguay es una de las pocas naciones del mundo que posee un sistema eléctrico basado casi exclusivamente en la generación de energía eléctrica a partir de una fuente renovable y no contaminante, la hidroenergía.
Aunque en 2017, el país contó con la hidroenergía necesaria para generar energía eléctrica (que representa un 47% de su oferta energética), pero la biomasa nacional (33%) se explotó de forma básicamente no sostenible y la totalidad de los hidrocarburos (20%) fueron importados.
Mientras que desde la perspectiva de la demanda, la principal fuente energética sigue siendo la biomasa (44%), seguida por los hidrocarburos (40%) y la electricidad (16%), que se ubica en tercer lugar.
Paraguay, junto con Albania, es el país que posee la producción de energía más limpia del mundo, debido a la nula emisión de anhídrido carbónico del 99,9% de su generación eléctrica, según datos del Foro Económico Mundial.
Además, pese al incremento del consumo interno, existe un gran excedente de energía eléctrica en el país, que se exporta desde la culminación de las represas de Itaipú y Yacyretá.
La mayor parte de la energía generada por cada una de las represas binacionales, que corresponde al país, es cedida y vendida a Brasil y a Argentina, lo que ha convertido al Paraguay en el primer exportador de hidroelectricidad per cápita del mundo.
Según la Agencia Internacional de Energía, en 2018 las principales fuentes primarias de energía fueron, a nivel global, el petróleo (31,5%); el carbón mineral (26,9%); el gas natural (22,8%); la biomasa y los desechos (9,3%); la energía nuclear (4,9%); la energía hidroeléctrica (2,5%), y la energía solar y eólica (2,0%).
Por tanto, la alta dependencia de energías contaminantes genera la degradación del medio ambiente en todo el planeta y tiende a intensificarse.
Tu opinión enriquece este artículo: