“El mundo de las catas, o de las experiencias sensoriales como me gusta llamarlas, creció muchísimo. Es una forma de conocer más profundamente lo que consumimos”, afirmó Sakura.
La especialista señaló que el auge de las catas está estrechamente ligado al desarrollo de la cultura del vino en Paraguay. “Eso se nota en la gente, en cómo buscan aprender, comparar y entender lo que están tomando. El vino creció y eso arrastró también al café, al té, al whisky y al ron. Todo lo sensorial gana terreno”, comentó.
A su vez, el clima o la estación también influyen en los intereses: “En esta época, por ejemplo, mucha gente se inclina por bebidas más frescas como las lagers o las cervezas artesanales, pero también hay quienes exploran whiskies, coñacs, brandys y rones”, agregó.
Las catas, además de educar el paladar, generan conciencia sobre el origen de los productos, los métodos de producción y el respeto por el medioambiente. Sakura destacó el creciente interés por las producciones orgánicas, biodinámicas y de bajo contenido alcohólico. “Las personas hoy valoran más los productos que respetan la tierra. La tendencia hacia lo natural se nota en todo: en el vino, la cerveza, el café e incluso en los tés”, sostuvo.
La sommelier, quien también realiza catas de yerba mate, comentó que este tipo de experiencias están vinculadas con el rescate cultural y la conexión con nuestras raíces. “La yerba mate está muy integrada a nuestra vida cotidiana, pero hoy tanto las personas como las empresas buscan respetar los procesos orgánicos. Incluso hay un rescate de las técnicas de producción de los guaraníes. Normalmente, en una cata de yerba mate probamos diferentes orígenes porque tenemos diversas regiones herbáceas, pero también suelo hacer una comparativa con yerbas de Argentina, Uruguay y Brasil”, explicó.
Una de las claves del éxito de las catas es que ya no se presentan solas: se integran con otras disciplinas artísticas o actividades emocionales, creando experiencias únicas. Pintura, gastronomía, meditación, constelaciones familiares... todo puede convivir con una copa de vino o una taza de té.
“La gente ya no busca solo beber, quiere vivir algo. Por eso hay catas con maridajes gastronómicos, con arte, con introspección. Es una forma de conectar con uno mismo y con los demás desde otro lugar”, señaló Sakura.
Uno de los eventos recientes fue una cata de ron paraguayo con chocolate nacional. “Fue increíble. Un ron multipremiado acompañado de un chocolate premium. Fue un maridaje perfecto y una muestra del nivel que están alcanzando nuestros productos locales”, relató.
La sommelier también enfatizó el papel que tienen la formación y la curiosidad del nuevo consumidor paraguayo, especialmente entre los jóvenes. “Cada vez hay más personas que quieren educar su paladar, que viajan, investigan y comparan. Ya no se trata solo de tomar algo, sino de entender lo que uno consume”, concluyó.
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