Los gatos, a diferencia de sus ancestros salvajes, han desarrollado un repertorio vocal más amplio desde su domesticación. Si bien en su entorno natural la comunicación se basaba en posturas, gestos y otros comportamientos no verbales, en el hogar estos felinos comenzaron a maullar para llamar la atención de sus dueños y expresar diversas necesidades, como cuando tienen hambre, ganas de jugar o sienten alguna incomodidad. A pesar de estas señales, los seres humanos suelen tener dificultades para interpretar qué es lo que exactamente necesitan, aunque el tono, la duración y la frecuencia de cada maullido, según la necesidad, sean distintas, lo que crea una barrera de comunicación.
Una de las aplicaciones más avanzadas en este campo es MeowTalk, lanzada en 2020 por los expertos Sergei Dreizin y Mark Boyes. Esta aplicación utiliza inteligencia artificial para traducir los maullidos de los gatos en mensajes comprensibles, como “tengo hambre” o “quiero jugar”. Lo más interesante es que, a diferencia del lenguaje humano, no existe un "idioma felino" universal, ya que cada gato tiene su propio estilo vocal, influenciado por su entorno y experiencias. Cada animal es único y, así, MeowTalk crea un diccionario personalizado para cada gato, mejorando su precisión con el paso del tiempo.
No es la única opción para entenderlos, porque, por otro lado, FluentPet propone un enfoque diferente: esta plataforma utiliza botones grabables que los gatos pueden presionar para comunicar necesidades como “comida”, “jugar” o “salir”. Aunque este sistema se ha vuelto más popular con los perros, algunos gatos también han aprendido a usarlo, lo que demuestra que, con el entrenamiento adecuado, los felinos pueden utilizar herramientas adicionales para comunicarse y poseen una gran inteligencia.
Pero, a pesar de estos avances tecnológicos, los especialistas advierten que la comunicación felina no se puede reducir únicamente a una interpretación de sonidos, pues existen factores como el lenguaje corporal, el contexto y la relación con el dueño que son esenciales para comprender el verdadero significado de un maullido. Además, aunque las aplicaciones pueden ser útiles, no reemplazan la observación atenta y la conexión emocional entre un gato y su dueño, que es única.
Para mejorar la comprensión, los expertos sugieren prestar mayor atención a las señales corporales del gato, como la posición de la cola y las orejas, además del tono de los maullidos.
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