Su propietaria, Yvonne Insfrán, es la heredera de una historia que combina raíces, familia y un profundo amor por la cultura alemana. “El restaurante fue fundado por una familia alemana que vino de Baviera, cerca de Múnich. Llegaron a Paraguay como inmigrantes y abrieron el local hace más de cuarenta años, cuando esta zona aún no estaba muy habitada”, relató.
Durante muchos años, Bayern Stuben fue el punto de encuentro de la comunidad alemana y de quienes querían probar auténticos sabores europeo, pero el paso del tiempo y la falta de herederos interesados en continuar con el legado casi lo llevan al cierre. “Los dueños eran amigos de mi familia. Cuando fallecieron, el nieto decidió no seguir, y mi mamá, que es de Múnich, estaba muy triste porque para ella el restaurante era como un pedacito de su terruño aquí en Paraguay”, recordó Yvonne.
Fue entonces cuando, movida por el cariño y el deseo de conservar esa conexión con sus raíces, decidió comprar el restaurante en 2013. “Mi mamá me incitó a hacerlo. Yo crecí con mis abuelos maternos, y mi primera lengua fue el bávaro. Con mi abuela aprendí todo, las recetas, las tradiciones, las costumbres. Así que seguir con el restaurante me salía del alma, era algo natural”, comentó con emoción.
Aunque reconoció que al principio sintió miedo, “un restaurante exige mucho de uno mismo”, dijo, Yvonne asumió el desafío con el compromiso de mantener la esencia del lugar, pero también de hacerlo crecer. “Fui conservando lo original, pero mejorando los detalles, modernizando sin perder el alma del restaurante y hoy la gente vuelve, se emociona, me agradece por mantener viva esta tradición”.
Ese espíritu cálido y familiar se siente en cada rincón. El nombre Bayern Stuben lo resume perfectamente: Bayern significa Baviera, la región del sur de Alemania de donde proviene la familia fundadora, y Stuben puede traducirse como “hogar” o “espacio acogedor”. “No es exactamente un salón ni un restaurante en el sentido literal. Stuben es ese lugar donde te reunís con tu familia, donde te sentís cómodo, acogido. Eso es lo que siempre quise mantener”, explicó.
“Tengo clientes que vienen desde niños. Me dicen: ‘yo venía con mi abuelo’, después vienen con sus parejas, hacen su fiesta de compromiso, su despedida de soltero, su baby shower… Y más tarde vuelven con sus hijos. Es una cadena hermosa de familias que crecieron junto al restaurante. Eso es lo que más me emociona”, dijo la propietaria.
El menú es un viaje gastronómico por los sabores de Baviera. Entre los platos más pedidos destaca el Eisbein, un codillo de cerdo preparado con paciencia y servido con chucrut y papas. “Tiene un proceso largo, lleva muchas horas de cocción. Es uno de los favoritos de los clientes”, comentó Yvonne.
Otro clásico que enamora al público paraguayo es la milanesa bávara, acompañada de papas salteadas con condimentos especiales y ensaladas frescas. También se destacan los lomitos a la pimienta o al champiñón, el espiedo con salsas intensas, las sopas típicas y los embutidos artesanales, todos elaborados en el propio restaurante. “No compramos productos terminados. Hacemos todo acá, los panes, los embutidos, las salsas y traigo los condimentos directamente de Alemania para asegurar el sabor auténtico”, afirmó.
La carta también incluye opciones para niños, pensadas para que toda la familia pueda disfrutar, y, por supuesto, el gran protagonista del final de cada comida: el Apfelstrudel, un postre tradicional hecho con masa fina, manzanas jugosas y ese toque de canela que perfuma toda la cocina. “El Apfelstrudel es más que un postre, es un pedacito de historia. La gente me escribe para que les guarde una porción, y algunos lo llevan a casa si ya no pueden más después de comer”, contó.
En cuanto al futuro, Yvonne tiene claro su objetivo, seguir mejorando sin perder la esencia. “Mi prioridad es proteger el producto y mantener la calidad. No busco ampliar demasiado, sino cuidar lo que ya tenemos y mejorar la experiencia de nuestros clientes. Me gusta ir renovando, embelleciendo, haciendo que el lugar sea cada vez más acogedor”, explicó.
También ha incursionado en servicios de catering y eventos, atendiendo pedidos para reuniones familiares, cumpleaños y celebraciones especiales. “Hemos hecho eventos de hasta 150 personas. Siempre con el mismo cuidado, el mismo sabor, el mismo amor por lo que hacemos”, aseguró.
Hoy, Bayern Stuben se mantiene firme como un símbolo de tradición, calidez y autenticidad. Un espacio donde el tiempo se detiene entre platos típicos, risas y recuerdos. “Para mí, este restaurante no es un negocio. Es un homenaje a mi madre, a mis abuelos, a mis raíces. Y mientras haya gente que se emocione al probar nuestros platos, voy a seguir acá, cuidando este pedacito de Alemania en Paraguay”, concluyó.
Tu opinión enriquece este artículo: