Empezó en plena pandemia como un emprendimiento de cocina sin gluten ni lactosa desde el calor de su hogar y con delivery como único canal, pero hoy es un universo mágico con puntos en Fernando de la Mora, Villa Morra, Encarnación, Ciudad del Este y San Bernardino. Pero su “casa madre”, como la llama, es mucho más que una tienda, es un laboratorio creativo, su “Laboratorio de la Mágica”, donde nacen todos los productos.
“Yo le digo que quiero que se sienta como una juguetería. Que mires a todos lados y siempre encuentres algo que te sorprenda”, dijo Erika, y es exactamente así, una cafetería rosa, con tacitas, juguetes, rincones con historia y detalles pensados para hacerte sonreír.
La propuesta gastronómica es tan encantadora como su estética, 100% sin gluten y sin lactosa, elaborada con harinas de coco y almendras, y endulzada solo con stevia. Todo apto para celíacos y personas con intolerancias, pero también para cualquiera que simplemente quiera disfrutar sin sentir culpa. “Mis postres tienen que verse como los de Instagram, esos que te hacen babear, pero que puedas comer sin miedo”, explicó Erika.
Entre los favoritos del público están las New York Cookies rellenas, los alfajores de todos los sabores imaginables, las cheesecakes, tartas, pavés, y hasta una sección salada con chipas que son furor. “Renovamos el catálogo todo el tiempo, escuchamos a los clientes y lanzamos cosas nuevas casi cada semana”, concluyó.
El más reciente logro es la apertura en Ciudad del Este, que aunque ya funciona en modo delivery, pronto abrirá sus puertas físicamente y el gran objetivo ahora es conquistar las góndolas de supermercados y autoservicios del país. Erika ya realiza envíos a puntos tan lejanos como el Chaco y Villarrica, pero sueña con que todos, sin importar dónde estén, puedan acceder a su mundo dulce y saludable.
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