La confederación, que aglutina a 15 organizaciones apícolas y cuenta con unas 25.000 colmenas, planea duplicar su capacidad para el 2025, aspirando a alcanzar las 50.000 colmenas. Este ambicioso objetivo forma parte de una estrategia para aumentar la producción anual, que actualmente se estima entre 350 y 400 toneladas, según datos del gremio.
“Estamos trabajando en el aumento de colmenas”, afirmó Rodríguez, añadiendo que las primeras cosechas de la temporada 2024-2025, iniciadas en octubre, muestran resultados prometedores gracias a lluvias oportunas. Las principales regiones productoras, como el Chaco, Itapúa, Misiones y Caaguazú, experimentan su temporada alta, que inició el octubre y se extenderá hasta febrero.
La demanda de miel se mantuvo sostenida, principalmente por las 13 empresas fraccionadoras que están habilitadas oficialmente para comercializar en supermercados. Sin embargo, el sector enfrenta un reto significativo: el contrabando de miel y la venta de productos falsificados sin trazabilidad. “Esto perjudica a los que trabajamos formalmente”, lamentó Rodríguez.
Uno de los grandes objetivos del gremio para el próximo año es incursionar en la exportación. “Estamos trabajando para abrir mercados en países no tradicionales, como los árabes y africanos”, adelantó Rodríguez, subrayando que este paso estratégico impulsará la inversión en el sector y generará una economía circular que beneficiará a toda la cadena productiva.
Actualmente, la miel paraguaya se comercializa a un promedio de G. 20.000 por kilo a granel lo que representa ingresos de G. 8.000 millones considerando el volumen de 400 toneladas vendido este año, reflejando el peso del sector en la economía local. Esto sin considerar que algunos productores empezaron a diversificar con derivados como miel con propóleo, jalea o polen, los cuales tienen un precio diferencial debido a que estos productos aún tienen un alcance limitado.
Según el productor, la apicultura nacional trabaja principalmente con abejas africanizadas, reconocidas por su resistencia, productividad y adaptabilidad. Aunque son más defensivas en comparación con las abejas europeas, sus características las hacen ideales para el clima y las condiciones locales. “Nuestra abeja es rústica y productiva, pero es necesario invertir en investigaciones que respalden científicamente su manejo y potencial”, concluyó Rodríguez.
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