El emprendimiento nació hace 18 años, bajo las ideas y manos de Francisco Javier Yrigoyen, conocido artesano y propietario de la empresa. Él se inició con la técnica de la orfebrería desde muy joven. Trabajaba con una empresa de orfebrería, hasta que se independizó y fundó su propio negocio. El local empezó en la sala de su casa en 2002.
Primero empezaron con máquinas pequeñas que se necesitan para la elaboración de joyas y más tarde fue adquiriendo más elementos para ampliar el segmento hacia la producción de guampas, según relató Jennifer Yrigoyen, propietaria.
La empresa está enfocada en la elaboración de termos, bombillas, jarras y por supuesto joyas, pero en menor proporción.
“Como familia nos encanta todo lo que sea arte, nos gusta inspirarnos, innovar, buscar nuevos patrones de dibujo. Nos gusta mantener la creatividad a flote y sacar cosas nuevas siempre, marcar la diferencia”, remarcó.
En cuanto a los artículos más pedidos, se destacan los trabajos personalizados, pues adquieren un carácter especial como regalo, cuando lleva algún logo, nombre, profesión o algún detalle en particular. Cada artículo es hecho a mano y cincelado. Además el cliente puede elegir distintas técnicas, como grabado a láser o cincelado a mano.
Entre las últimas incorporaciones está el trabajo directo de talabartería, que sería la materia prima en cuero: cinturones, bolsas, camperas, carteras.
“Anteriormente trabajábamos en plata y buscábamos un talabartero o un gϋerista que nos complemente. Ahora se hace todo directamente en Yrigoyen, el trabajado en cuero y el detalle en plata”, comentó.
Por otro lado, manifestó que observan un crecimiento en los pedidos online. También expuso que no buscan expansión física en otras ciudades, ya que prefieren mantener el negocio en Caacupé, al ser familiar.
“Lo que sí queremos lograr es llegar a las ciudades acoplándonos a otras tiendas artesanales para que cuenten con un espacio de Yrigoyen. De hecho, estamos trabajando en las propuestas que vamos a estar dando para estos espacios del interior y Central”, anunció.
A futuro anhelan exportar los productos y es un campo donde se requiere el producto. “Tenemos muchas consultas del exterior. Nos gustaría poder dar a conocer en otros países, lo que es el trabajo de la artesanía de orfebrería en plata en Paraguay”, dijo.
Entre los principales desafíos que enfrentan se encuentra el costo de la materia prima. “El trabajo a mano no es algo sencillo, no es algo que se adquiera en las universidades, es un talento, un don innato y eso es valioso”, sostuvo.
Agregó que a diferencia de otras ramas, comprar plata pura por kilo puede ser mucho más caro que tejer ñandutí o hacer cerámica. Otro obstáculo es encontrar un mercado que tenga perspectiva y entienda sobre el negocio de los metales preciosos.
“No solo es una guampa para tereré, sino que es una pieza de arte lo que está comprando. Por eso también buscamos adherirnos a otros artistas, el que hace pintura, pirograbado”, dijo.
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