Según Galeano, el mercado atraviesa una transformación territorial, con nuevas zonas emergentes hacia el oeste de la ciudad y proyectos de alto nivel que elevan la vara arquitectónica. El ejemplo más emblemático es el diseño del reconocido arquitecto Norman Foster, encargado de la nueva casa central de Sudameris Bank, un desarrollo que consolida la tendencia hacia oficinas corporativas de clase mundial.
Los ocupantes corporativos ya no buscan únicamente un espacio de trabajo, sino un ecosistema integral. “Las empresas demandan amenidades, conectividad, infraestructura tecnológica y calidad arquitectónica superior”, puntualizó el ejecutivo. Esta sofisticación no solo beneficia a los inquilinos, sino que también impulsa mejoras urbanas en los entornos donde se desarrollan los proyectos. En los próximos cinco años, el pipeline suma 70.000 m2 en planificación, lo que apunta a consolidar a Paraguay como un mercado maduro y en rápida evolución.
El sector financiero emerge como principal motor de este crecimiento. Galeano destacó que proyectos como el Sudameris Plaza marcan un antes y un después en la arquitectura corporativa del país. “Se establecen nuevos benchmarks internacionales que obligan a los desarrolladores a incorporar certificaciones globales, diseño de primer nivel y sostenibilidad como diferenciadores críticos”, explicó. Este fenómeno redefine las expectativas tanto de inquilinos como de inversionistas, generando un círculo virtuoso de competitividad y calidad.
Las multinacionales juegan un rol estratégico al fijar parámetros de exigencia que van desde certificaciones como LEED Platinum, BREEAM Outstanding o WELL Building Standard, hasta infraestructura tecnológica y eficiencia energética avanzada. Estas compañías priorizan ubicaciones estratégicas con conectividad, ecosistemas de innovación y servicios premium en el entorno. Por su parte, las empresas nacionales —desde grandes corporaciones hasta pymes— comienzan a sofisticar sus elecciones, utilizando la arquitectura como herramienta de branding y atracción de talento.
El resultado es un mercado que experimenta una “premiumización” acelerada: mientras las multinacionales imponen estándares globales, las firmas locales migran gradualmente hacia activos Clase A+, impulsadas por la necesidad de cumplir criterios ESG y ofrecer espacios que potencien el bienestar laboral. Galeano señaló que este fenómeno genera oportunidades de desarrollo como reposicionamiento de inventarios Clase B, creación de distritos especializados y mayor oferta de proyectos build-to-suit.
Otro aspecto clave es la sustentabilidad. Para competir en el mercado corporativo actual, las certificaciones internacionales como LEED o EDGE ya no son un plus, sino un requisito. “Los proyectos que no incorporen eficiencia energética, flexibilidad espacial y bienestar del usuario corren el riesgo de quedar obsoletos en pocos años”, advirtió el director de JLL.
En cuanto a rentabilidad, las oficinas premium ofrecen retornos de entre 6,5% y 8,5% anual, comparables con las mejores alternativas inmobiliarias de la región. La ubicación estratégica, la presencia de inquilinos corporativos AAA, contratos de largo plazo y la diversificación sectorial son factores que sostienen esa rentabilidad. A esto se suman tendencias post-pandemia como la búsqueda de espacios wellness, certificaciones internacionales y oficinas diseñadas para maximizar la experiencia del usuario.
Con precios estables y una demanda en evolución, el mercado corporativo en Paraguay se encuentra en un punto de inflexión. “No hablamos solo de crecimiento en metros cuadrados, sino de un cambio estructural hacia estándares globales que redefinirán el mapa corporativo del país en la próxima década”, concluyó Galeano.
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