La empresa reúne a propietarios de tierra, inversionistas y trabajadores, de manera a generar juntos riqueza y movimiento económico, junto a los beneficios sociales y ambientales. “Se dedica a hacer reforestación en sistema silvopastoril”, puntualizó Raúl Gauto, presidente de la firma.
El método se caracteriza por el respeto a los árboles en congruencia con el pasto para la cría de ganado vacuno, sin dañar el entorno y a través de una sana armonía. Los bosques se encuentran en los departamentos de Paraguarí y Caazapá, de la Región Oriental. Hasta la fecha plantaron más de 700.000 eucaliptos en la cuenca del Parque Nacional Ybycuí.
Gauto explicó que la certificación evalúa cinco áreas distintas: una es la de gobernanza, es decir, cómo se comporta el directorio y liderazgo. Además analiza cómo se relaciona con sus clientes, cómo se comporta con sus colaboradores y la comunidad y, por supuesto, el medioambiente.
“Nosotros como empresa siempre fuimos y nos comportamos como buenos ciudadanos con cada una de esas dimensiones. Tratamos de tener una relación muy sana con nuestros colaboradores y mucho crecimiento”, expuso.
Comentó que con la comunidad que rodea a las plantaciones aplican el Semáforo de Eliminación de la Pobreza de la Fundación Paraguaya, de manera a ayudar a los sectores vulnerables a mejorar sus condiciones de vida.
“Producimos mediante el suelo y el agua. Aparte de eso ayudamos al parque nacional que es nuestro vecino y a que la naturaleza que está poblando tanto el parque como nuestras plantaciones, tengan un mejor espacio para el desarrollo de sus poblaciones”, señaló.
Por lo tanto, el sistema B llegó para ratificar el trabajo que se está haciendo hace cinco años, según precisó. Con la certificación, cuya duración es de tres años, Forestal Sylvis se afianza a nivel internacional.
¿Qué es el sistema silvopastoril?
Consiste en la plantación de árboles a una distancia de entre 7 a 8 metros, de tal forma que pueda crecer el pasto. La bondad de este sistema es que con él se obtiene madera, carne y leche.
Además, con esta combinación se consigue un mejor aprovechamiento de la energía solar y también la mejora del suelo porque las ramas y hojas de los árboles se convierten en materia orgánica para la superficie y aumenta la captación de agua de lluvia.
La bosta de los animales vacunos ayuda a que los suelos tengan más microorganismos, aptos para la vida de la flora. “Es un sistema que permite generar dinero, mejorar el medioambiente y crear mucho trabajo para las comunidades que viven alrededor de las plantaciones”, remarcó.
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