Los invasores que nos están dejando US$ 63 millones al año

(Por Ricardo Peña) No fue en Berlín, ni en Miami, ni en Bali. Fue en Asunción. Una tarde cualquiera, en un espacio de coliving, me encontré con una escena que parecía un póster de Airbnb: a mi derecha, un amigo boliviano que trabaja en real estate; enfrente, un español desarrollador de software; a mi izquierda, en la cocina había italianos discutiendo sobre fútbol, y en el patio, argentinos planificaban su próximo viaje.

Todos vivían juntos, en el mismo lugar, pero separados: cada uno en su mini departamento, pero con puntos de encuentro claros, la pileta y la parrilla, donde se organizaban cenas, salidas a restaurantes y, por supuesto, boliches para la noche.
Como paraguayo, es imposible no impactarse con algo así.

Quiénes son y por qué vienen

Estos “invasores” no traen lanzas ni banderas, sino laptops, auriculares y cafés de especialidad. Son los famosos digital nomads. Son programadores, diseñadores, marketers, consultores, creadores de contenido... Gente cuyo trabajo cabe en una mochila y se paga en dólares o euros.

¿Pero, por qué eligen Paraguay? No es tan complicada la matemática.

      Costo de vida: lo que en Nueva York, Madrid o Buenos Aires les alcanza para sobrevivir, aquí les permite darse lujos.

      Internet: cada vez más rápido y estable, incluso para videollamadas y cargas pesadas.

      Seguridad relativa: comparado con otros destinos de la región, Asunción es súper tranquila.

      Ambiente social: cafeterías, bares y coworks empiezan a adaptarse a su ritmo.

      Comida: todos lo dicen, vienen por la experiencia gastronómica y, sobre todo, por la carne paraguaya, que se convierte en un imán irresistible.

      Beneficios fiscales: Paraguay aplica el principio de territorialidad, lo que significa que no cobra impuesto a la renta generada en el exterior. Un nómada que factura a clientes fuera del país no paga impuestos aquí.

Por qué vendrán más

El home office dejó de ser moda para convertirse en estándar. Cada vez más empresas contratan sin importar la ubicación del trabajador, y los nómadas buscan destinos nuevos, menos saturados y más económicos. Paraguay tiene varias cartas a su favor:

      Fácil acceso a la residencia temporal o definitiva.
      Comunidades en crecimiento que se recomiendan el destino entre sí.

      Mejoras en infraestructura: coworks, gimnasios, transporte.
      Ubicación estratégica y una creciente conectividad.

El impacto en el mercado inmobiliario

Aquí es donde más los sentimos, aunque a veces ni nos damos cuenta.  Estos nómadas no vienen a firmar un contrato por tres años, pero tampoco quieren un hotel frío donde el único saludo sea el del recepcionista. Buscan algo intermedio: departamentos amoblados, modernos, bien ubicados y con amenities que les permitan trabajar de día y socializar de noche (pileta, parrilla, áreas comunes).  Y ojo, no es en cualquier lado: la demanda se concentra en barrios caminables, donde todo lo que necesitan, desde un cowork hasta una cerveza artesanal, esté a unos pasos. Lugares donde podés bajar en zapatillas a comprar pan y terminar volviendo a casa con nuevos amigos internacionales y un plan para la noche.

¿El efecto?

      Aumento en los precios de alquiler temporario premium.
      Oportunidad para desarrolladores de apostar por coliving, estudios listos para Airbnb y micro departamentos premium.
      Aparición de un sector que está siendo desarrollado por inversores extranjeros, a quienes les encanta el modelo del “propietario anfitrión” que se profesionaliza, gestiona reservas y cobra en dólares. Este nicho está creciendo y todo indica que seguirá expandiéndose.

Beneficios fiscales: la carta ganadora

Lo que más los seduce, aunque no lo digan en voz alta, es que Paraguay no les cobra impuestos por ingresos generados en el extranjero.
Sumemos a eso que, con residencia, pueden facturar localmente si lo necesitan, pero sin perder su ventaja fiscal. En comparación, países como España o Argentina no solo los gravan, sino que les aplican impuestos progresivos altísimos. Aquí, sus ingresos quedan prácticamente intactos.

El efecto multiplicador en la economía

Un nómada digital gasta entre US$ 1.500 y 2.000 mensuales. Esto incluye alquiler, gastronomía, transporte, ocio y servicios. Multiplicá eso por miles de personas, como se avecina prontamente, y hablamos de decenas de millones de dólares anuales entrando al país sin necesidad de grandes obras ni subsidios.

Además, generan empleo indirecto: mozos, choferes, instructores de gimnasio, guías turísticos, diseñadores que colaboran en proyectos, etc. Es un nuevo dinero descubierto, como un tesoro que, mientras más lo atendés y cuidás, más te devuelve. Para dimensionar el impacto: si Paraguay recibiera apenas 3.000 nómadas digitales a la vez, una cifra muy posible en el corto plazo, el ingreso anual estimado sería de unos 63 millones de dólares, inyectados directamente en nuestra economía sin pasar por licitaciones, deuda pública ni subsidios.

Invasores que queremos

La palabra “invasores” es, claro, una broma, pero con un toque de verdad: están ocupando un espacio en nuestro ecosistema económico y social. La diferencia es que esta invasión es amistosa, llegan para sumar, no para restar. Traen ideas frescas, redes de contacto globales, nuevas formas de trabajo y, sobre todo, un potencial enorme para ayudarnos a crecer y levantarnos más rápido.

Además, suelen ser punta de lanza de inversiones: detrás de ellos, muchas veces llegan empresas, startups y capital que busca aprovechar las mismas ventajas que los trajeron aquí. El desafío es aprovechar esta ola sin que se diluya. Si los mimamos, se quedarán más tiempo. Si se quedan más tiempo, gastarán más. Y si gastan más, el futuro del real estate paraguayo tendrá, sin dudas, un fuerte acento internacional.

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