Erika, de 35 años, cuenta entre risas que el proyecto nació porque su hija mayor “todo lo que hacía quería vender”. La niña dibujaba en casa y fijaba precios: 100, 500, 1.000 guaraníes. En las ferias donde la abuela vendía ropa americana con un grupo de mujeres emprendedoras, la pequeña llevaba sus juguetes usados y los ofrecía por G. 5.000. También pintaba uñas a las amigas de su abuela y cobraba por el servicio. “Si le decían ‘te voy a deber’, ella respondía ‘no, solamente efectivo’”, recordó Erika. Esa determinación llamó su atención.
Lejos de frenar ese instinto comercial, Erika decidió alimentarlo. “Para incentivar su mente de negocio, le dije: ‘¿No querés que armemos un negocio de moñitos?’”. Su hija siempre usó moños y Erika gastaba bastante en ellos, así que la idea tenía sentido. Con dos rollos de cinta y tutoriales de YouTube, empezó a practicar. Al principio, ella confeccionaba y la niña ayudaba a empaquetar. “Empecé vendiendo en mi trabajo y ella ofrecía en la escuela. Ella tenía su ganancia y yo la mía”, recordó.
Así, casi sin proponérselo, nació Moñeritas, que ya está camino a cumplir dos años. Con el tiempo, el catálogo creció: moños para todas las edades, moños personalizados, pedidos para sorpresas de cumpleaños y hasta accesorios especiales para gimnasias, clausuras o eventos escolares. “Incluso trabajamos con una mamá emprendedora que hace muñecas de porcelana fría; usamos sus piezas como apliques”, contó. Los precios van desde G. 10.000, según el diseño y la complejidad.
Los pedidos para cumpleaños requieren anticipación: alrededor de 15 días antes. Moñeritas realiza envíos a todo el país y, aunque es un emprendimiento manejado desde casa —con un bebé de 8 meses en brazos—, la constancia hizo que el proyecto no se detenga. “A veces me caigo un poco porque hay muchas mamás que ya tienen el negocio muy desarrollado, pero cada vez que estoy por desistir, llega un pedido y vuelvo a activar”, confesó.
Diciembre llegó con una propuesta especial: un combo navideño para niñas, pensado desde una mirada distinta. “Todas las empresas sacan productos para adultos, y nos olvidamos de los niños. Entonces armé un paquete solo para niñas”, explicó. Incluye un moño navideño, un moño para Año Nuevo, galletitas navideñas en lata y un set de cartas para los Reyes Magos. Todo por G. 130.000.
Para cerrar, Erika deja un mensaje que resume el espíritu del emprendimiento: “Es importante apoyar la visión de los niños. No hay que trancarles esas ideas que tienen en su cabecita. Así entienden que el dinero se gana honestamente, trabajando, y se motivan para tener su propio negocio en el futuro”.
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