Este progreso se atribuye en gran medida a la implementación de protocolos como el de Montreal, que redujo significativamente la emisión de sustancias destructoras del ozono. Sin embargo, factores como la temperatura y la estabilidad del vórtice polar siguen influyendo en el tamaño anual del agujero. Se espera que, si se mantienen las políticas actuales, la capa de ozono recupere los niveles de 1980 para 2066 en la Antártida, y entre 2040 y 2045 en otras regiones.
Al respecto, Gilda Torres, directora general del Aire del Mades, detalló los esfuerzos que se llevan adelante para restaurar y preservar este recurso vital, así como los desafíos y oportunidades que enfrenta el país en el marco de los acuerdos internacionales.
Torres recordó que la necesidad de proteger la capa de ozono surgió tras la constatación de su deterioro, fenómeno conocido mundialmente como el agujero de ozono. “Se hicieron estudios científicos internacionales que concluyeron que ciertos productos que utilizábamos para refrigeración y confort eran los responsables de este daño”, explicó. Entre estos productos se destacan los refrigerantes que contienen cloro, principalmente los clorofluorocarbonos (CFC), como el R-12, y los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), como el R-22, utilizados en sistemas de aire acondicionado, transporte de alimentos y conservación de productos sensibles a la temperatura. “Todo surge a través de este descubrimiento: la protección de la capa de ozono y la disminución de sustancias con cloro dentro de los refrigerantes”, enfatizó.
Actualmente, Paraguay trabaja en la transición hacia refrigerantes más amigables con el medio ambiente. Uno de los principales objetivos es eliminar progresivamente el uso del R-22, un gas ampliamente utilizado en refrigeración doméstica, industrial y en transporte de alimentos perecederos. Torres detalló que este proceso de sustitución continuará hasta 2030, año en que se espera que el R-22 sea prácticamente eliminado del país.
El impacto de estos gases no solo se limita al confort de las personas, sino que también incide directamente en la conservación de alimentos y productos sensibles. “La refrigeración está en todo: desde alimentos hasta vacunas. Por ejemplo, durante la pandemia de Covid-19 tuvimos que garantizar temperaturas bajo 25 grados para ciertas vacunas, y eso implicó manejar gases específicos que antes no teníamos en nuestro radar”, explicó la directora del Mades.
Para Torres, la preservación de la capa de ozono no depende únicamente de políticas públicas, sino también de la responsabilidad de técnicos certificados y ciudadanos. “Estamos promoviendo que solo los técnicos capacitados manipulen estos equipos, evitando el venteo de gases al aire. Esto es crucial para que las buenas prácticas se apliquen en toda la cadena de refrigeración”, señaló.
En ese sentido, el Mades impulsa la formación de profesionales que garanticen un manejo seguro de los refrigerantes y fomenta la adopción de protocolos internacionales que regulan la protección del ozono.
El Protocolo de Montreal, vigente desde hace 40 años, sigue siendo fundamental para coordinar esfuerzos globales y reducir el uso de sustancias nocivas para la capa de ozono. “Es uno de los protocolos más exitosos de Naciones Unidas, donde todos los países estamos unidos para proteger la capa de ozono”, subrayó Torres.
Asimismo, Paraguay participa en el Acuerdo de Kigali, que regula los hidrofluorocarbonos (HFC), refrigerantes que, aunque no afectan directamente la capa de ozono, contribuyen al calentamiento global y al efecto invernadero. En este marco, el país busca implementar una hoja de ruta clara que asegure la eliminación gradual de estos gases y promueva alternativas más sostenibles, como los denominados aires ecológicos.
Torres destacó que la protección de la capa de ozono también requiere conciencia y acción ciudadana. “Es importante entender cómo nuestros hábitos cotidianos impactan la capa de ozono: desde el uso del aire acondicionado hasta la construcción de edificios más sostenibles que permitan mantener temperaturas de manera eficiente”, concluyó.
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