Según la OMS, “el uso de edulcorantes no azucarados no confiere ningún beneficio a largo plazo en la reducción de la grasa corporal en adultos o niños. Los resultados de la revisión también sugieren que puede haber posibles efectos indeseables de su uso a largo plazo, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos”.
Boesmi agregó que del primer grupo de estudios se destaca que el uso de edulcorantes redujo la ingesta de azúcares libres y energía, el peso corporal y el índice de masa corporal a corto plazo (tres meses o menos). Sin embargo, en estudios con una duración superior a los anteriores (entre 6 a 18 meses) apenas se observaron efectos sobre el control de peso corporal.
“En cuanto a los estudios observacionales, es decir, que no miden causa y efecto, la OMS recurrió a uno en el que un alto consumo de edulcorantes se asociaba con un índice de masa corporal mayor y un incremento del riesgo de tener obesidad, a otro en el que altas ingestas de edulcorantes se asociaban con un aumento de la diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y muerte por cardiopatías y otras causas”, señaló.
Asimismo, se empleó otro estudio en el que se vio que el uso de edulcorantes (especialmente de la sacarina) está relacionado con un mayor riesgo de cáncer de vejiga, en el que el propio informe señala que este último dato tiene muy poca evidencia, aseguró la especialista.
Ante la consulta de si los nutricionistas también desaconsejan el uso de los edulcorantes, Boesmi manifestó que “no necesariamente” y enfatizó: “La terapéutica en nutrición siempre debe individualizar al paciente y la recomendación general es reducir los endulzantes de la dieta”.
Remarcó que la recomendación de la OMS va dirigida a todas las personas, excepto a las que padecen diabetes preexistente, e incluye todos los edulcorantes no nutritivos sintéticos y naturales o modificados, que no están clasificados como azúcares, y se encuentran en alimentos y bebidas manufacturados; o bien, los que se venden solos para que los consumidores los añadan a alimentos y bebidas.
“Además de los riesgos ya mencionados anteriormente en la última recomendación de la OMS, hay estudios que los relacionan con alteraciones en la microbiota intestinal. Con respecto a otros riesgos, es necesario profundizar la investigación y llevar a cabo estudios a largo plazo que demuestren mayor evidencia científica”, sostuvo.
Cabe precisar que entre los edulcorantes desaconsejados se citan la sacarina, la sucralosa, así como la stevia y sus derivados, entre otros. “Si bien reconocen que los distintos aditivos pueden tener una formulación diferente y, por lo tanto, el efecto en el organismo no será el mismo; las pruebas que sugieren los efectos fisiológicos de uno y otro son limitados e insuficientes, para centrarse en cada uno de ellos. Con respecto al azúcar, varios estudios científicos respaldan que es necesario reducir la cantidad de azúcar en los alimentos y bebidas”, puntualizó.
Quienes no deben consumir azúcar y quienes desean bajar de peso “tienen la opción de utilizar azúcares naturales, como las frutas naturales y en distintas preparaciones. Mientras esperamos otras investigaciones, nunca está de más prestar más atención a lo que consumimos”.
Finalmente, la profesional de la salud acotó que si se intenta disminuir el consumo de edulcorantes y azúcares, se debe saber que éstos se encuentran en muchos productos envasados, pero que muchas personas no conocen todas las variedades existentes en el mercado. Por ello, recalcó la importancia de conversar con un nutricionista a fin de estar al tanto de los nombres comerciales para poder elegirlos.
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