Según el economista Jorge Garicoche, solo uno de 10 asalariados es beneficiario del ajuste. Otro 10% podría serlo, pero está en el sector informal. Por lo tanto, no influye en el espectro global, según su criterio, y propone, además, aumentar la productividad y reducir la informalidad.
El reajuste del salario mínimo fue aprobado y la cifra es de un 11%, que corre desde julio, con lo que el aumento queda en G. 250.000. Unos 300.000 trabajadores percibirán este monto en concepto de salario. El resultado parte del análisis del Consejo Nacional del Salario Mínimo (Conasam), teniendo como base la inflación que se elevó al 11% según el Banco Central del Paraguay (BCP).
Garicoche dijo que existe una disyuntiva para ambos afectados; es decir, mientras el empleado dice que el ajuste no es suficiente, el empleador argumenta a su vez que no le alcanza para otorgar el aumento, dada la actual coyuntura económica, con inflación y pocas ventas.
Sugirió tomar ejemplos de productividad de las empresas que conservan muchos empleados e incentivarlos a mejorar su producción, con la reducción de tasas de interés, u otorgar tasas preferenciales. Agregó que se debe insistir en la política de atracción de inversiones. Y, principalmente, reducir la competencia desleal (contrabando, evasión).
Con relación al efecto en el aumento del precio de la canasta básica, expuso: “Algún tipo de impacto va a haber seguro. Pero no creo que ese factor sea el que dispare un espiral inflacionario, considerando que existe un alto porcentaje de la población con empleo informal.
“En un contexto de una economía en una etapa de baja en las ocupaciones, eso también dificulta las negociaciones para un trabajador. Por lo tanto, en ese marco es probable que ese ajuste impacte a un determinado grupo de personas, que son muy pocas”, aseveró.
Consideró que hablar de más productividad como salida, es hablar de educación, algo cuyo resultado se vería a mediano plazo. La interrogante es qué hacer en el corto plazo. También habló de copar laboralmente sectores con potencial exportador, como el caso de la maquila, que demostró ser estable en el mercado nacional y con gran potencial de crecimiento.
“Si queremos más salarios, necesariamente requerimos mejores unidades empresariales y productivas para emplear más gente y sacar de la informalidad a las personas”, remarcó. Agregó que la inflación para insumos de producción llegó al 20%, lo que impacta indefectiblemente en el costo de adquisición para el empleador.
Por su parte, Andrés Filártiga, economista y Director de A&F Consulting, analizó que el reajuste sí impactará en el costo final de la canasta básica. “Volverá a subir el IPC (índice de precios al consumidor), dado que los supermercados, por ejemplo, tienen alto componente de mano de obra en la estructura de costos. Más del 50% de la planilla de sueldos corresponde a salarios mínimos en las empresas formales”, evaluó.
Explicó que con el encarecimiento del 11% del salario básico, todas las empresas utilizan este pretexto para remarcar el precio final de sus productos. “Le trasladan al consumidor final ese sobrecosto que van a tener en sus balances”, aseguró.
Pero al haber libre mercado, y ante una falta de regulación específica al respecto, en lugar de remarcar el valor real del 5% o 7%; el empresario redondea y sube al 11%.
Añadió que, además, se avecina otra suba del costo del transporte, lo que impactará en el alza del pasaje, muy probablemente. Por tanto, los precios tendrían presión por ambas vías; por el mercado laboral y por el mercado de combustibles.
“Lo único que podría atenuar la suba de precios es un exceso de oferta, que tengamos mucha producción disponible de alimentos y ajuste a la baja del dólar, para sacarle presión a los importados”, afirmó.
Filártiga resumió que “el origen de todo es la falta de una política anticíclica para los combustibles”, teniendo en cuenta que la energía es un componente vital en cualquier economía y que Paraguay depende mucho del costo exterior del combustible, ya que importamos el 100%.
Pese a esto, comentó que Paraguay ni siquiera empezó un proceso de transformación en el consumo de otro tipo de energía como la eléctrica, donde tenemos superávit.
Analizó que se debió contener el alza del combustible para que no impacte en la cadena productiva. “El Gobierno debió atacar la causa, y en vez de eso, pone una compensación que hace que la bola de nieve de ajustes sea más grande”, concluyó.
Salario mínimo: “Aumentar productividad y reducir informalidad, alternativas al impacto del ajuste”
Economistas analizan que el ajuste del salario mínimo impactará en la estructura de costos de las empresas, pero si tendrá o no efecto inflacionario ya no genera consenso. Hay quien opina que no debería producir una disparada de precios, pero otras voces señalan que los empresarios utilizan el reajuste salarial como fundamento para aumentar sus tarifas.
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