Dentro de esa estructura mundial, India y China se consolidan como el eje dominante del arroz, representando juntos más de la mitad de lo que se produce en el planeta. Mientras China tiende a consumir casi todo lo que produce, India genera excedentes significativos, transformándose en el principal exportador mundial, con el 41% del mercado. Filipinas aparece como el mayor importador, seguida por países asiáticos y africanos que dependen de la oferta externa para abastecer su demanda.
Pese a la escala del rubro, el comercio internacional sigue siendo reducido: solo alrededor del 11% de la producción mundial cruza fronteras, lo que vuelve al mercado sensible a shocks climáticos y decisiones políticas.
En el Cono Sur, el arroz también tiene protagonismo. El Mercosur produce alrededor del 2% de la oferta mundial, con Brasil como actor dominante y Paraguay, Argentina y Uruguay participando con proporciones similares entre sí. En Paraguay, el cultivo atravesó una transformación notable en la última década.
Entre las zafras 2013/14 y 2024/25, la superficie sembrada creció aproximadamente un 75%, pasando de 120.000 a 210.000 hectáreas, acompañada de un incremento similar en producción, que superó 1,36 millones de toneladas en 2024. Los rendimientos promediaron entre 5.500 y 6.500 kilos por hectárea, salvo en años críticos por sequía.
El mapa productivo también se movió: departamentos como Misiones, Paraguarí, Ñeembucú, Guairá y Presidente Hayes ampliaron superficie, mientras zonas tradicionales como Caazapá, Itapúa y Alto Paraná registraron retrocesos.
Lo más relevante es que Paraguay dejó de ser un país productor para consumo local y se convirtió en un exportador neto. Según datos del MAG, en 2024 el 56% de la producción nacional se destinó a mercados externos, generando US$ 440,8 millones, equivalentes al 4% de las exportaciones nacionales.
Ese año, Paraguay envió arroz a 33 países, aunque con una fuerte dependencia del mercado brasileño, que absorbió el 78% del volumen total. Chile fue el segundo destino en importancia con el 12,5%, mientras que otros mercados como Perú, Costa Rica, Israel y países africanos mostraron volúmenes menores, aunque con diferencias significativas en precios.
El valor promedio del arroz paraguayo fue de US$ 573 por tonelada, aunque países como Perú pagaron más de US$ 750, mientras que mercados como Senegal estuvieron cerca de los US$ 330. Los productos con mayor volumen exportado fueron los arroces pulidos o glaseados, que representaron el 46% del total y lograron mejores precios en la mayoría de los destinos.
El comportamiento internacional de precios atraviesa un momento de ajuste. Tras un 2024 con valores máximos en la última década, el mercado global mostró una caída fuerte en 2025. La cotización en Chicago bajó 28,4% interanual hasta los US$ 282 por tonelada en mayo, aunque los valores de referencia de Tailandia siguieron manteniéndose más altos.
Para Paraguay, esta dinámica representa un escenario desafiante, especialmente para un sector que depende del mercado externo y que debe competir con países altamente tecnificados y con marcas consolidadas.
El documento del MAG subraya que la innovación y la sostenibilidad empiezan a definir la agenda del arroz a nivel mundial. Países como India y Tailandia están desarrollando variedades más productivas, resistentes y eficientes en el uso de agua, reduciendo costos y emisiones. Esta transformación tecnológica puede impactar de manera directa en precios, competitividad y acceso a mercados.
Paraguay hoy exporta volumen, con buenos precios y mercados consolidados. El reto para los próximos años será diversificar destinos, incorporar mayor valor agregado y capturar nichos donde la calidad, sostenibilidad e innovación empiecen a pesar más que el precio. En un mercado que no deja de crecer, cada tonelada de arroz puede representar mucho más que un commodity: puede ser una oportunidad industrial.
Tu opinión enriquece este artículo: