La producción de mamón orgánico surge de una observación familiar sobre el alto precio y la calidad inconsistente de esta fruta en los supermercados, según Armando Araujo, productor.
Ante esto, la familia decidió incursionar en la producción orgánica para ofrecer mamones de excelente calidad y sabor a un precio más accesible, evitando intermediarios y llegando directamente al consumidor final.
“La producción orgánica consiste en reutilizar los recursos que brinda el campo, lo que hace que el resultado sea totalmente diferente a una producción convencional en términos de sabor y calidad. En nuestro cultivo no se aplica ningún tipo de químico. Realizamos preparados a partir de ceniza de madera, cáscaras de huevo, de banana, lejía, entre otros para alimentar a las plantas y combatir ataques de hongos e insectos”, agregó.
Hasta el momento, es el único productor de mamón orgánico en la zona, con una plantación de 1 hectárea. Su objetivo es expandir la producción de mamón y diversificar con otras frutas, manteniendo siempre un enfoque orgánico.
Para Araujo, la diferencia entre una producción orgánica y una convencional se nota en “en el color, la textura y el sabor. Una fruta que sale de un cultivo sustentable tiene una marcada superioridad en su dulzura”, subrayó.
“Los consumidores reconocen el valor de adquirir frutas cultivadas con una filosofía de cuidado y respeto por el medio ambiente. En la actualidad, la parcela cuenta con aproximadamente 700 plantas de mamón de la variedad red lady, que son de tamaño mediano, con una buena carga de frutos. Debido a su altura la cosecha se hace muy fácil porque los mamones están al alcance de las manos. Las frutas pesan entre 1, 1,5 llegando incluso a 2,3 kilos”, explicó.
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