Si bien este mes comenzó la comercialización de la cosecha temprana, es menos significativa en comparación con años anteriores, según Francisco Paniagua, especialista en producción de bananas y piñas del MAG. A pesar de ello, se espera que la producción mejore en noviembre y diciembre.
Paniagua explicó que el ciclo productivo de la piña suele iniciar en octubre, con los meses de noviembre, diciembre y enero como los más fructíferos, y una cosecha tardía en febrero. Sin embargo, este año, la primera tanda es escasa debido a factores climáticos adversos y a la falta de aplicación de técnicas agropecuarias adecuadas.
Un problema común es que, después de la producción anual, muchos productores optan por mantener las mismas plantas de piña para conservar sus "hijuelos" y continuar utilizándolos la próxima temporada. No obstante, Paniagua advierte que esta práctica es contraproducente, ya que la rotación de cultivos, aunque inicialmente costosa, mejora la calidad del suelo, la oxigenación y los nutrientes, lo que genera una producción más fuerte y de mayor calidad. Además, la implementación de sistemas de riego optimiza el volumen y la calidad de la producción.
El año pasado, la producción fue de aproximadamente 30.000 kilos por hectárea, lo que Paniagua consideró un resultado óptimo. Aunque es pronto para pronosticar volúmenes de producción para este año, si el clima acompaña, se espera alcanzar cifras similares.
La piña paraguaya es un referente en la producción frutihortícola, cubriendo no solo la demanda del mercado local, sino también abasteciendo a mercados como el argentino y uruguayo. Actualmente, hay negociaciones en curso para exportar al mercado chileno, lo que refleja el potencial de los productores locales.
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