La cifra no solo confirma el dinamismo del rubro, sino también su consolidación como uno de los nuevos motores de la economía nacional, con fuerte presencia en el interior del país y creciente protagonismo en los mercados internacionales.
El informe de Infona detalla que Paraguay cuenta hoy con más de 339.000 hectáreas de plantaciones forestales monitoreadas, un crecimiento de 135.000 hectáreas nuevas en apenas dos años. Los departamentos de Caaguazú, Itapúa y Alto Paraná lideran esta expansión, impulsados por la instalación de industrias forestales que procesan madera para aserrado, laminado y producción de carbón vegetal.
El eucalipto sigue siendo la especie estrella: por su rápido crecimiento y adaptabilidad, se convirtió en la base de un modelo productivo que combina rentabilidad con sostenibilidad. Su uso va desde la biomasa energética hasta productos de exportación con alto valor agregado, especialmente destinados a Asia y Europa.
El salto de 113.000 a 187.000 toneladas exportadas representa mucho más que una estadística: es la muestra de una transformación estructural en el sector. Cada vez más empresas forestales paraguayas apuestan por la industrialización local, reduciendo la exportación de materia prima sin procesar y orientándose hacia productos más elaborados.
La capacidad industrial del país también se amplió. El informe destaca la operación de aserraderos, laminadoras, chipeadoras y carbonerías distribuidas principalmente en la región Oriental. Este tejido industrial no solo dinamiza las economías departamentales, sino que también genera miles de empleos directos e indirectos.
Además, el componente ambiental agrega valor. Cada hectárea forestada absorbe grandes volúmenes de dióxido de carbono, lo que posiciona a Paraguay como potencial proveedor de bonos de carbono en el mercado internacional. El crecimiento del rubro, por tanto, no solo impulsa el PIB, sino que también mejora el perfil climático del país.
El repunte del sector no es casual. Detrás de las cifras está el efecto de políticas públicas de largo aliento, como la Ley 536/94 de Fomento a la Forestación y Reforestación, que otorga beneficios fiscales a los productores forestales. A esto se suman créditos verdes impulsados por el BNF y la AFD, orientados a proyectos de reforestación sostenible y desarrollo industrial.
“El sector forestal dejó de ser marginal: hoy representa una alternativa seria para diversificar la economía paraguaya”, resume el reporte de Infona, que subraya el rol del Estado como articulador de un crecimiento basado en sostenibilidad, inversión y trazabilidad.
El futuro: valor agregado y economía circular
Con más de 19 millones de hectáreas con potencial forestal —de las cuales 8,4 millones presentan condiciones altas o muy altas— Paraguay se encuentra ante una oportunidad histórica. El desafío ahora es avanzar hacia una economía forestal con mayor valor agregado, exportando no solo madera sino también productos industriales: muebles, tableros, pellets y biocombustibles.
La tendencia mundial hacia la economía verde favorece al país. Las plantaciones forestales no solo generan divisas, sino también empleo rural, energía renovable y créditos de carbono. En otras palabras, el bosque ya no es un paisaje: es un activo económico estratégico.
Si el crecimiento del 65% se mantiene, el sector podría duplicar su peso en las exportaciones no tradicionales antes de 2030. El desafío será sostener este ritmo con trazabilidad, tecnología e inversión.
Porque hoy, el reporte de Infona lo deja claro: el futuro económico del Paraguay también se escribe entre los árboles.
Tu opinión enriquece este artículo: